El próximo viernes comienzan los Juegos
Olímpicos, y me referiré a ellos en próximos artículos. Antes, hoy lunes, en
Barco de Ávila (Ávila, España), comienza nuestro curso sobre Coaching dentro
del programa de cursos de verano de la UNED; un curso de iniciación en el que
participarán más de sesenta personas.
El Coaching es un procedimiento de
intervención cuyo objetivo fundamental es contribuir a optimizar el rendimiento
de las personas, los grupos y las organizaciones. A nivel individual puede
aplicarse en cualquier contexto: laboral, familiar, personal… aunque el más
habitual es el laboral, sobre todo con personas que tienen responsabilidades de
liderazgo. A estas personas, el Coaching les ayuda a optimizar su rendimiento
como directores de equipos que deben, a su vez, optimizar el suyo. Muchos
directores son expertos en su área específica, pero carecen de habilidades suficientemente
eficaces para dirigir. Los programas de formación sobre habilidades directivas
contribuyen a este objetivo; y también el Coaching, a veces como complemento de
tales programas. La ayuda de un coach permite mejorar el rendimiento en los
procesos de autocontrol emocional, organización y planificación, anticipación
de situaciones clave, gestión del éxito y el fracaso, toma de decisiones, puesta
en marcha de medidas concretas, etc; procesos que son fundamentales para un
liderazgo eficaz. Esta ayuda también puede ser muy útil para directores
expertos que en un momento dado, por cualquier circunstancia (por ejemplo:
buscar nuevos objetivos, enfrentarse a situaciones nuevas, dinamizar a sus
equipos, encontrarse solos, etc.) necesiten un apoyo externo, y para cualquier
persona que desee optimizar su funcionamiento en cualquier área. En general, el
Coaching es especialmente apropiado cuando se deben afrontar cambios relevantes
en lo profesional, lo personal o ambos, o se atraviesan momentos de duda e
incertidumbre que requieren decisiones difíciles de tomar, sobre todo al estar
presentes emociones intensas que dificultan la objetividad.
En el Coaching el protagonista no es el
coach, sino su cliente (llamado coachee). El coach no es un consultor que le
dice al coachee lo que tiene que hacer; sino que es éste quien debe encontrar las
respuestas. El coach “simplemente” le ayuda, le acompaña: fundamentalmente
poniéndose en el lugar del coachee para comprenderlo, haciéndole preguntas que
le sitúen en la perspectiva apropiada y guardando silencios estratégicos que le
inviten a reflexionar. Todo ello, más allá de las experiencias concretas en las
que se centre esa ayuda, debe contribuir a un proceso global de optimización
del autoconocimiento y los propios recursos para mejorar el funcionamiento
personal y, si es el caso, el del equipo que se lidera.
Evidentemente, el coach no puede ser
cualquiera, sino alguien con una muy buena preparación; aunque por desgracia no
siempre es así, pues proliferan numerosos programas de formación de muy baja
calidad; algo que ya han detectado muchas empresas que son potenciales clientes
del Coaching. El coach no es un motivador, una cheer-leader que transmite entusiasmo, alguien que pretende
insuflar optimismo o positivismo porque sí, que busca “profundizar” o
“transformar” a su coachee, o llevarle por dónde él iría si estuviera en su
lugar. El coach debe ser un profesional bien preparado en las técnicas de
Coaching que se basan en la Psicología científica, la auténtica base de la
buena práctica del Coaching, aunque muchos coaches, sin esa formación sólida,
lo quieran obviar.
El Coaching pueden llegar a ejercerlo
psicólogos y no psicólogos; los primeros deben aprender a incorporar sus
conocimientos psicológicos a las técnicas y situaciones propias del Coaching;
los segundos deben asimilar el conocimiento psicológico que requiere un coach
para poder realizar su labor. No se trata de aprender cuatro recetas, tres
metáforas y cinco jueguecitos, sino de aplicar la Psicología científica
formando parte de un método de trabajo concreto. Y esto es así tanto para el
Coaching individual como grupal o de equipos. Dentro de esta última modalidad,
nuestro grupo se ha especializado mucho en el Coaching Outdoor, en el que a
través de pruebas más o menos competitivas fuera del entorno habitual
(normalmente al aire libre) los coachees viven experiencias impactantes que
contribuyen a la reflexión sobre su rendimiento y la optimización de éste. Como
resulta obvio, no se puede hacer de cualquier manera, sino que requiere un
conocimiento y unas estrategias concretos para que sea eficaz. También aquí, se
ha mal utilizado esta poderosa herramienta con múltiples actividades lúdicas
que no han pasado de entretener a los participantes, sin provocar los procesos
de reflexión y optimización propios del Coaching. Los juegos son sólo el medio;
no el fin; pero para eso, claro, es necesario mucho más que simplemente
organizar una actividad al aire libre.
En nuestros cursos de postgrado, Máster y
Experto Universitario en Psicología del Coaching (véanse los detalles en www.psicologiadelcoaching.es),
proporcionamos la oportunidad de una sólida formación en el campo del Coaching,
con profesores de reconocido prestigio, una metodología de enseñanza a
distancia con apuntes exclusivos, actividades presenciales de apoyo y un gran soporte audiovisual, y el
aval de un título universitario propio que concede una universidad pública de
alcance internacional como es la UNED.
Chema Buceta
23-7-2012
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