Madrid 2020 ha sido derrotada. Para muchos, sorpresa, decepción,
engaño, frustración, indefensión... ¿Cómo puede ser? Lo hemos hecho muy bien; y
además, nos lo habían asegurado. Nos han tomado el pelo. La culpa es de otros.
Incluso el gurú norteamericano que por la módica cantidad de dos millones de
euros escribió y orientó los brillantes discursos de nuestros representantes en
el acto final, ha declarado que las presentaciones fueron estupendas. Si los
mortales corrientes no lo percibimos así, es porque somos tontos o no estamos
preparados para poder apreciar tan exquisita oratoria, ni entender qué es un
lobby o la complejidad del Comité Olímpico Internacional (COI) y la alta política.
Todo cuela. Parece fácil vendernos la moto: manipularnos con expectativas
triunfalistas, verdades a medias, mentiras enmascaradas y esa euforia
patriotera que pretende envolvernos en la gloria del vencedor; aunque ésta,
muchas veces, sea sólo un espejismo. Necesitamos sentirnos parte de algo
importante, y lo que nos gusta oír nos lo creemos; da igual que sea humo. Esta
vez, ración doble.
Ningún evento me atrae tanto como los Juegos, y desde luego,
unos en Madrid, a tiro de piedra de mi casa, serían el no va más. Sin embargo,
desde hace meses, en la tertulia “Al límite” de radio Marca he sido bastante
crítico con el proyecto Madrid 2020, con argumentos que repetiré en éste y
sucesivos artículos. La misma mañana de la elección apunté tres razones por las
que consideraba que Madrid no ganaría. (1) Era la candidatura mejor puntuada en
los informes previos, pero bien se sabe que esto no tiene un efecto directo en
las votaciones. Sirve para constatar que esa ciudad podría organizar los Juegos
y alentar que continúe en la carrera, pero nada más. Y las otras dos ciudades
también tenían muchos puntos fuertes, lo que suponía, desde el punto de vista
técnico, una dura competencia. Otra cosa es que no quisiéramos verlo o
mostrarlo a la opinión pública, pero así era. (2) Por diversos motivos: la
economía, el paro, la corrupción, el dopaje… la imagen de España en el
extranjero, a diferencia de la de Japón, no es buena e inspira muy poca
confianza. (3) Ni en el deporte, ni en la política, tenemos dirigentes con
verdadero peso y capacidad de influencia en el contexto internacional. Otrora
tuvimos a Samaranch, y con él los Juegos de Barcelona. Ahora…
Presentarse para organizar unos Juegos Olímpicos es un reto
ambicioso que merece todos los respetos.
Así es el deporte: se diseña un plan, se trabaja duro para alcanzar el
objetivo, se compite, se lucha, y después, el resultado llega o no llega;
porque también participan otros. Perder no es deshonroso, y el propio proceso para intentar ganar, con independencia del resultado final, fortalece y engrandece a quien lo afronta. Pero el objetivo debe ser
realista; si no, es un autoengaño, una huida hacia delante. Madrid 2012 fue un proyecto ilusionante que dinamizó muchas cosas. Aprendimos,
crecimos en muchos sentidos, y la candidatura mostró que en un futuro habría
que contar con ella. Pero no tuvimos paciencia. Madrid 2016 dio el paso
adelante desafiando la norma no escrita de no repetir los Juegos en el mismo
continente, y probablemente, a pesar del buen trabajo realizado, cerró algunas
puertas.
Tras dos dignas derrotas consecutivas, Madrid era un
proyecto claramente desgastado, por lo que lanzar la candidatura para el 2020,
cuando además crecía la crisis económica, demostró tener muy poco sentido de la
oportunidad. Pero… ¿A quién le importaba eso? Lo prioritario era continuar con
la tienda abierta como fuera. Se adujo que la experiencia previa era un buen
punto de partida, pero no se quiso valorar que presentándose tan seguidamente
aparecen los efectos del cansancio y el hartazgo. No de quienes están
involucrados, claro; pero sí de los que deben mediar, apoyar o votar. Puedes
pedir algo una vez, insistir una segunda, pero tres… Y si encima ofreces más de
lo mismo... y además “low cost”… Bastante obvio. Por supuesto, nadie se atrevió
a destacarlo, y menos aún los asesores bien paniaguados, a sabiendas de que no
presentarse significaba cerrar el chiringuito. ¿Cuántas ciudades sensatas se
presentan tres veces consecutivas? Si además le unimos la crisis, el paro, el
dopaje… el desprestigio de nuestros políticos, no es extraño que en esta última
convocatoria, a pesar de tener más experiencia y mejorar el proyecto, se hayan conseguido menos votos que nunca. ¡Y eso
que lo teníamos controlado!
Se dice que el COI nos alentó a presentarnos. Lógico.
Necesita candidatos mínimamente creíbles para alimentar su show, y nosotros
somos los pardillos perfectos. Nos gastamos bastante dinero en hacer bien los
deberes y, así, contribuimos al espectáculo. Después, tras ser una liebre
obediente durante toda la carrera, otros nos rebasan. Y para colmo, como dice
una miembro marroquí del COI con esperpéntico cinismo paternalista, nos descartan
para hacernos un favor “porque tenemos necesidades más prioritarias”. ¿Les damos
las gracias a los del COI después de haber dilapidado en sueldos, sueldazos, oficinas,
maquetas, tecnología punta, complejos informes
técnicos, viajes en business, hoteles de lujo, visitas de evaluadores tratados
por todo lo alto, fanfarrias varias y posible fondo de reptiles, ni se sabe
cuánto? Tomadura de pelo. El timo de la estampita. Descojone olímpico. Merecido, claro; porque
creer que te pueden garantizar la victoria antes de una votación es de tontos.
Y hasta va contra la misma esencia del espíritu deportivo. ¿Qué habríamos dicho
nosotros si nos enteramos de que a Tokio le han asegurado el triunfo antes de
las presentaciones finales y los votos? ¿Tongo? Y nos lamentamos porque el COI
¡no ha cumplido!
La cara de idiotas que se nos ha quedado, a unos por sentirse
engañados por el COI, a otros por el ridículo creyendo que lo teníamos atado, y a unos cuantos por la vergüenza de negociar, y mal, bajo cuerda, no
impide que todavía haya algunos que defiendan
presentarse
en 2024. ¿Que se nos venderá esta vez? ¿Qué le vuelve a tocar a Europa? ¿Qué caemos más simpáticos que París, Berlín o Roma? Más desgastados aún, tras tres intentos fallidos consecutivos, lo más razonable sería que Madrid se tome un largo respiro, pero... La alcaldesa de Madrid ha dicho que no presentará la candidatura... ¿quién
puede creerla? Puede que ni siquiera esté ella cuando se tome la decisión. Si
Madrid se presenta, el COI encantado, claro. Madrid, candidata eterna. Siempre
dispuesta a contribuir al show. Y los que aquí viven de este asunto, miel sobre hojuelas: lógico. Para
algunos, competentes y honrados empleados a los que deseo lo mejor, significa mantener su trabajo, salvo que sean cabeza de turco para protegerse otros. Para los de más arriba, el poder, el reparto de
prebendas, las dietas, los beneficios encubiertos… justificar cualquier gasto
para hacer lobby: ¿viaje a los campeonatos de esgrima de Oceanía para tomar un
café con el vicepresidente de la federación de Papúa Nueva Guinea que es amigo
de otro que conoce a otro que tiene voto en el COI? Perfecto. Gran estrategia. Llevamos
haciendo lobby ocho o nueve años. En ese tiempo, guiados por supuestos grandes
expertos del entramado de la familia olímpica, y no precisamente gratis, no
hemos escatimado expendios para ganarnos el favor de una pandilla de vividores…
¡y cada vez tenemos menos votos! Pero la culpa es de otros. Siempre es de
otros.
(Continuará)
Chema Buceta
15-9-2013
twitter: @chemabuceta
Excelente. Estos mostruos educadisimos mencionados por el maestro victor frank, hoy dia se sigue demostrando. estos "expertos" solo les importa el dinero.
ResponderEliminarse ve en españa, por supuesto se ve en colombia.
un abrazo
Muchas gracias por tu comentario. Efectivamente, es un problema generalizado. Un abrazo.
EliminarChema, completamente de acuerdo y con tu razonamiento. Había muchas señales que nos decían que era díficil, pero nos empeñamos en decir (de puertas para adentro) que lo teníamos chupado. Te imaginas a Rafa Nadal diciendo que va a ganar a Djokovic 6-0; 6-0?? impensable. Te comparto otro post que escribí yo sobre las reacciones posteriores. http://kcy.me/ri38
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias por tu comentario. He leído tu artículo y me parece muy interesante y acertado. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Chema. Desde luego el desgaste del proyecto era obvio. A estos del COI les encantan las maquetas y cuanto más rompedoras y futuristas mejor, y, sinceramente, comparar la maqueta de La Peineta con el estadio que quieren construir en Tokio es patético. Solución: creatividad y dinero. El proyecto de Madrid no tiene ni una cosa ni la otra. El argumento de que está el 80% hecho es incluso perjudicial cuando lo que quieren es todo nuevo y revolucionario. Bromeando con humor negro Madrid es más bien es una opción de reserva (como las ruedas de repuesto) para hacer rápido y de urgencia unos Juegos Olímpicos en caso de hecatombe nuclear en Japón. Siempre nos quedará Madrid.
ResponderEliminarUn abrazo!
Caperán
Muchas gracias por tu comentario. Muy de acuerdo contigo. Un abrazo
ResponderEliminarLa decisión del CIO fue acertada. Tokio presentaba el mejor proyecto de las tres ciudades candidatas y creo que organizará los mejores juegos de la historia. Considero un gran acierto la unión de la herencia de las instalaciones del 64 con las nuevas instalaciones, la villa olímpica con vistas a la bahía y la seriedad y poder económico del país. Tal es la confianza del CIO en el país nipón que sólo la promesa de su Primer Ministro sirvió para zanjar la amenaza de Fukushima, pero el agua sigue filtrándose.
ResponderEliminarEl CIO está encontrando dificultades en el ritmo de las obras de Rio y era lícito pensar que el proyecto de Madrid parecía seguro por su bajo coste, pero... el resultado de la votación es, desgraciadamente un reflejo de la imagen actual de nuestro país en el panorama internacional.
Los españoles ya no caemos tan simpáticos en Europa, el que mira a España ve una situación política y social muy poco fiable, una tasa de paro casi irreal, la Operación Puerto, todavía abierta y coincido contigo, el hartazgo del CIO con nuestro proyecto. Pero de ahí a caer con Estambul... Lo que más me preocuparía si tuviera alguna responsabilidad en la candidatura es haber recibido la confianza de más de 50 miembros del CIO de los que nos votaron poco más de una veintena. No se engaña a quien se quiere, pero mucho menos a quien se teme. Es lo que hay.
Totalmente de acuerdo. Muchas gracias por tu comentario. Saludos.
EliminarExcelente, Chema. Algo parecido -pero menos extenso y peor escrito- publiqué en mi blog de "www.vozpopuli.com", hace ya unos días. "Del fiasco de Buenos desAires a los de "la tortilla española tiene más huevos"". Enhorabuena. Juan R. Salvadores
ResponderEliminarMuchas gracias, Juan. El escrito de tu blog es muy interesante. Un abrazo
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