¿Podré aguantar aquí arriba?
Que el Atlético de Madrid está haciendo una gran temporada
es incuestionable; y el pinchazo ante el Sevilla, algo que perfectamente puede
pasar. También se sabe que su plantilla no es la del Barcelona o el Real
Madrid, pero que su ambición, disciplina y espíritu de equipo, entre otras
virtudes, en gran parte lo compensan y explican que tras veinte partidos, siga
compartiendo la cabeza de la clasificación.
Hace unas semanas, en la tertulia Al Límite de Radio Marca
comenté que el momento crítico para el Atleti llegaba ahora. Hasta la fecha,
una de sus ventajas ha sido la posición de outsider.
La liga era cosa de dos: Barca y Madrid, y eso les permitía a los de Simeone apartarse de la presión mediática y de la propia masa social atlética, estableciendo una estrategia inteligente: “ir partido a partido”, sin el objetivo claramente
definido de ganar la liga. Esto no hay que interpretarlo como que el equipo no lo
ambicionara o no se lo planteara como una posibilidad real de puertas para
adentro, sino como un objetivo difuso que iría cobrando cuerpo, o no, en función
de la trayectoria. El Atleti ha sido ese ciclista que sale sin el objetivo claro
de ganar la Vuelta, aunque con el sueño de lograrlo si las cosas le
funcionan. Su estrategia es ir etapa a etapa, y así, rindiendo bien en cada
tramo, se sitúa en los puestos de cabeza de la general, pero sin la presión de
ser el favorito y tener la obligación de ganar. En esa posición se encuentra
cómodo, y conforme la carrera avanza y continua haciendo buenas etapas, se va
sintiendo con fuerzas para mantenerse ahí y, si llega, aprovechar la
oportunidad de ganar al final.
Habitualmente, en el deporte, la empresa y la vida misma, se
habla de la importancia de fijar una meta a medio/largo plazo, bien definida,
para estimular la motivación de alcanzarla, tener claro el rumbo a seguir y
comprometerse con el objetivo sin que haya vuelta atrás, así como metas a corto
plazo relacionadas con la anterior, para obtener éxitos cercanos que
fortalezcan la autoconfianza y la motivación respecto al objetivo final. En
muchos casos, es la estrategia correcta, pero no siempre. En general, lo es
cuando se tienen experiencias exitosas previas y una sólida autoconfianza, se
necesita poner orden determinando con claridad a dónde se quiere llegar, o no
queda más remedio que lanzarse a la piscina por muy fría que esté el agua. Es
el caso del Barca y el Madrid. Su trayectoria es exitosa, y por los medios de
que disponen, quieran o no, son favoritos. Sí o sí, tienen que fijar el objetivo
de ganar la liga. No hay otra opción. Después, así lo hacen, van partido a
partido sin menospreciar a nadie, buscando siempre los tres puntos; pero el
objetivo final está claro, no admite discusión.
Sin embargo, cuando las circunstancias son otras (peor
trayectoria pasada, menos medios…), la probabilidad del objetivo final es
incierta y existen otras alternativas aceptables (quedar
segundo o tercero para jugar la Champions…), lo más adecuado puede ser centrarse en
objetivos a corto plazo que acerquen a una buena meta final, sin definir ésta del todo de antemano. Esta estrategia
favorece que se parta de una motivación más realista, permite medir las propias fuerzas a cada
paso que se da, y facilita fijar el objetivo último en función de lo que se
vaya logrando. Camino idóneo para un equipo con el que nadie
cuenta.
La cosa cambia cuando el tapado deja de serlo y no tiene más remedio que salir a la
superficie. Entonces, la presión es otra, y si no está acostumbrado a la
altura, el miedo puede atenazarle. Los únicos empates que ha cedido el Atleti
en su campo han sido en dos partidos en los que si ganaba, se situaba como
líder en solitario. ¿Casualidad? Puede ser. Pero… ¿Vértigo a la altura? ¿Miedo
al peso del maillot amarillo? ¿A no ser capaces de mantenerlo? Contra el
Barcelona, el empate se interpretó como un éxito parcial por ser quien es el
rival y haber dado la cara dignamente. ¿Y el del Sevilla, una semana después? Ya contra el Levante,
en el último partido de diciembre en casa, cuando con empate a dos en la segunda parte tuvo que resolver
el partido, el Atleti estuvo muy espeso, sin la fluidez de antaño, con la
precipitación y falta de ideas de un equipo agarrotado que busca con
desasosiego el gol. Se benefició de un penalti que le sacó del atolladero,
pero pintaba feo. Frente al Sevilla, síntomas similares; aunque sin esa
fortuna. Contra el Málaga fuera y el Valencia en la copa, ganó; pero no generó tantas oportunidades como otras veces. ¿Cansancio físico? ¿Se acaba la
gasolina?
Es difícil encontrar la causa de este aparente “descenso”.
Probablemente sea lo normal en un equipo muy bueno que para poder competir de
tú a tú con dos súper colosos, tiene que apretar el acelerador al máximo y no
siempre puede hacerlo. Algo lógico en el deporte. ¡Bastante ha conseguido ya
con cincuenta y un puntos en veinte partidos! También puede haber una
explicación física, por supuesto. Simeone hace pocas rotaciones, y el desgaste
de estar a la vanguardia en las tres competiciones tiene que notarse. Pero no
hay que descartar lo psicológico: la presión del que está arriba y ya no puede
esconderse. El vértigo de la altura de quien no está acostumbrado y teme caerse. Estando ahí, se puede seguir yendo partido a partido, pero ya es ineludible el objetivo final de
ganar la liga. Una presión que habrá que ver si el
Atleti puede o no gestionar. De momento, los síntomas señalados generan dudas. Pero
esa es la gran prueba de fuego. ¿Puede aguantar la presión de ser favorito?
¿De tener la obligación de ganar? ¿De saber que si gana se coloca de líder, con
la responsabilidad que eso conlleva? ¿De mantener el liderato? ¿De responder a
lo que espera y le pide a voz en grito su afición: ganar la liga? Esa presión,
que como tapado no tenía, puede afectar a su rendimiento; quizá no en gran
medida, pero sí lo suficiente como para no poder seguir el vertiginoso ritmo de
sus demoledores adversarios. ¿Podrá con eso?
Comenté la semana pasada, tras el partido contra el
Barcelona, que si el Atleti tiene alguna posibilidad de ganar la liga, en mi
modesta opinión (respeto otras), es como tapado: a rueda de los dos primeros,
sin perder comba, esperando su oportunidad en el tramo final de la carrera. Por
eso creo que aunque se duplique la competencia, le favorece que el Madrid se
haya aproximado tanto a la cabeza: la rivalidad mediática Madrid-Barca volverá
a alejar a los rojiblancos de los principales focos, y eso les puede
beneficiar. No obstante, aún pudiendo regresar en parte a ese papel secundario
que tan bien le ha ido, ya no será lo mismo que al principio. Son muchas etapas
en el pelotón de los escapados, el final está más cerca, la meta se ve más viable... y llega un momento en que, al
menos privadamente, hay que fijar y comprometerse con el objetivo final so pena
de caer en el conformismo cuando se necesite el mayor sobreesfuerzo.
En los meses que quedan, además de los recursos físicos de
una plantilla que probablemente tendrá que rotar más, será interesante ver cómo maneja
el Atleti la presión de dieciocho partidos sin apenas poder fallar, o el
nerviosismo si se descolgara un poco de sus gigantes compañeros de escapada. Si
aguanta ese envite psicológico sin perder la tranquilidad, centrándose en sus
fortalezas, ocupándose de lo que tiene que hacer para ganar más que preocupándose de lo que puede
conseguir o perder, tendrá más posibilidades de seguir estando en ese selecto
pelotón de cabeza; y entonces, como ha sucedido ahora, quizá tenga su
oportunidad de esprintar y cruzar el primero la meta.
Chema Buceta
20-1-2013
twitter: @chemabuceta
Maravilloso análisis, Sr. Buceta. Como Atético y profundo amante del fútbol no puedo estar más de acuerdo. Plas, plas (Eso sí, que al final gane mi Atleti)
ResponderEliminarMuchas gracias por su comentario. Sin duda el Atleti está dando una gran lección de ambición deportiva y trabajo en equipo. A ver si aguanta.¡Ánimo!
ResponderEliminarBuenas Chema.
ResponderEliminarLa verdad es que comparto tu análisis, es cierto que puede existir una pequeña losa psicológica que dificulte haber conseguido el liderato en las 2 (creo que 2) ocasiones que el Atleti ha tenido esta temporada.
También es cierto que se escribieron ríos de tinta antes de la final de la Copa del Rey que al final consiguió ganar ante el Madrid con argumentos parecidos y al final se consiguió quitarse esa losa.
Viendo el partido contra el Sevilla, personalmente no vi a un Atlético con vértigo, quizás si espeso (sobretodo en ataque, no así en defensa), pero con ganas de ganar y sumar 3 puntos. Sinceramente sigo pensando que el Atlético es un tapado, algo "anormal" en una liga de 2, simplemente un accidente a estas alturas de la liga, donde hay en juego aún 50 puntos. Y creo que los jugadores y el cuerpo técnico sigue pensando lo mismo. "La liga la ganará el Barça o el Madrid, nosotros sólo nos centramos en ganar el siguiente partido y mejorar como equipo" es la frase de cabecera de este equipo, y por ahora, en mi opinión va a seguir siendo.
Hace poco le preguntaron a Simeone cuando cambiará el discurso de partido a partido, y dijo "a falta de 5 partidos para el final de la liga". Si este equipo va a sentir el vértigo, el miedo que pudo sentir David ante no uno, sino 2 Goliat, será cara a cara, a falta de jugarse los últimos 15 puntos. Hasta entonces seguirán levantándose de la cama pensando que su única meta es ganar el siguiente partido.
Gracias por tu comentario. La estrategia de Simeone es muy adecuada. Pero el entrenador, por mucho peso que tenga como en este caso, no es la única fuente de influencia. Ya veremos que pasa. Un cordial saludo.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarExcelente análisis del "potaje" de sueños, ambiciones y miedos que deben sentir los jugadores, Staff técnico y directiva atléticos. Ya me gustaría ver un análisis de este calibre por parte de alguno de los miles de "periodistas deportivos" que pastan en nuestro país...Humildemente pienso que la gran baza atlética es su capacidad de esfuerzo. Simeone trajo consigo un mono de trabajo para cada uno de sus jugadores y unos valores deportivos que ya les impide ser perdedores de nada ante su afición, que es finalmente lo que importa. Muchas gracias por sus artículos.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. Sin duda la capacidad de esfuerzo es un valor muy importante. Pero hay otras cuestiones que ahora adquieren importancia, como es el manejo de la presión psicológica. Veremos que pasa. Un cordial saludo.
ResponderEliminarRespecto a este tema, Arda Turan ha realizado unas declaraciones que podrían hacer entender la visión que tienen los jugadores ha esta altura de campeonato:
ResponderEliminar"Si pensamos solo en ganar títulos, perderemos la concentración. Cada partido debe ser una final para nosotros, que estamos compitiendo con Real Madrid y Barcelona, pero con otras armas» (vía Marca).
Quizás la clave sea, no cambiar de discurso, sino evolucionarlo. Se podría competir contra Madrid y Barsa, pero con nuestras armas, con lo que nos ha llevado hasta aquí, que es el "partido a partido".
El vértigo se siente cuando nos damos cuenta que estamos a cierta altura, como bien sabes, existen estrategias para que los escaladores profesionales no sufran ese vértigo real cuando están escalando cierta pared, esas mismas estrategias pueden ayudar a gestionar el posible vértigo que pudieran sufrir los jugadores del Atleti.
De todas formas hay una variable que muchas veces no se suele incluir en los análisis de este tipo, ya sea el vértigo del Atleti, la maldición de Cuartos de España, la Décima del Madrid. Esa variable es la experiencia propia del jugador. Los jugadores profesionales están acostumbrados a competir, a estar inmersos en situaciones de tensión máxima. Muchos de ellos han ganado otros títulos, desde categorías de fútbol base hasta profesionales, viviendo situaciones parecidas de las que poder sacar fortalezas y anclajes psicológicos para seguir ascendiendo por su propia pared sin sentir vértigo.
Gracias por tu interesante comentario. Saludos.
ResponderEliminarSi fuera jugador del Atleti, después de leer tu artículo, mi nivel de presión estaría por las nubes, aaarg!!!
ResponderEliminarHay que aceptar la realidad para poder controlarla. Besos, amiga. Nos vemos pronto en el Máster.
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