Dentro de unos días comenzará en Brasil el esperado mundial
de fútbol. Me preguntan cómo veo en lo psicológico a la selección española. No
estoy dentro, y por tanto, no puedo hacer un diagnóstico preciso; pero en base
a lo que desde fuera creo observar, me atrevo a compartir algunos comentarios
sobre cada uno de los aspectos psicológicos más directamente relacionados con
el alto rendimiento en competiciones como ésta. ¿Mentalmente preparados?
Motivación
Del Bosque ha declarado que el equipo necesita “hambre” para
poder ganar de nuevo el mundial. En Sudáfrica existió una gran ambición por ser
campeones. ¿Ahora? Al parecer, preocupa al seleccionador que tras haber ganado
un mundial y dos eurocopas, la ambición (“el hambre”) no sea la misma. En
principio, la motivación por ser campeón del mundo debe presuponerse muy alta, tanto por el beneficio emocional que conlleva formar parte de esta gran experiencia y afrontar el reto
excepcional de vencer por segunda vez, como por el alza de la cotización
individual y su reflejo en fama, contratos y patrocinios. La propia negociación
de los premios económicos apuntala esa ambición por ganar. No entro a valorar
la oportunidad/moralidad de las cantidades que han sido publicadas, pero la
diferencia entre ser campeón y otras opciones, incluida estar en la final
(720.000 euros, frente a 144.000), transmite un mensaje claro: ¡Queremos ganar!
Seguramente, no es este el principal factor que mueve a nuestra selección, pero
ahí está: potenciando el desafío de ser campeón. No obstante, aún siendo muy
elevada, ese plus de motivación al que parece referirse Del Bosque, se
comprobará si existe en los momentos de mayor dificultad, cuando sea necesario
un sobreesfuerzo físico y mental. Ahí se dirimirá quién vence: el conformismo del
que lo ha ganado todo, o la ambición de quien ansía más.
Estrés
La gran trascendencia del evento y la implacable evaluación
social de lo que el equipo haga, son factores muy estresantes a los que ya están acostumbrados estos jugadores y este equipo. Sin embargo,
puede emerger un estrés añadido si se impone la presión de “tener que ganar”,
algo que es difícil de eludir si eres el actual campeón. Por mucho que se
pretenda minimizar esta responsabilidad y se comprenda su enorme dificultad real,
el campeón no puede asumir otro objetivo que volver a serlo, y esa obligación
sin escape puede tener mucho peso. El estrés añadido puede ser positivo si
compensa esa posible “falta de hambre” y sitúa a nuestros jugadores en su nivel
óptimo de activación para rendir al máximo, pero perjudicial si los atenaza o
incita a actuar impulsivamente, precipitadamente o yendo por libre. Sobre todo,
serán críticas las situaciones de mayor adversidad: no llega el gol, marcadores
en contra, cansancio acumulado, derrotas en la primera fase, tandas de penaltis… y en caso de que
juguemos contra Brasil, un enfervorizado ambiente en contra (recuérdese el
antecedente de la Copa Federación). Es posible que incluso en partidos frente a
otros equipos, el público sea bastante hostil con el campeón a batir, y más aún
con Diego Costa, algo que convendría tener previsto para minimizar su impacto.
Por supuesto, si las cosas no empiezan bien, las críticas de los medios de
comunicación y los mismos aficionados por internet, serán otra circunstancia estresante a
anticipar y controlar. En Sudáfrica, Del Bosque y el equipo dieron un gran ejemplo de
tranquilidad ante las duras críticas por la derrota frente a Suiza
en el primer partido. Ahora que somos campeones y estamos “obligados” a ganar,
será mucho peor si desde el comienzo los resultados no pintan como se espera. Asimismo, se debe considerar el estrés relacionado con la forma física de los
jugadores. Algunos llegan tocados y casi todos muy machacados de una temporada
larga e intensa. Las secuelas de lesiones y el cansancio acumulado también
afectan al estado psicológico. Otros equipos estarán en una situación parecida, y tanto
la recuperación física como la fortaleza mental pueden establecer la diferencia
entre superarse o claudicar.
Autoconfianza
Es la faceta psicológica más importante cuando se afronta
una gran competición. Puesto que en gran parte se basa en las experiencias de
éxito en el pasado, es de esperar que la autoconfianza de la selección española
sea bastante elevada y consistente. Así lo avalan las victorias de las últimas
grandes citas en partidos muy igualados, con marcadores muy justos y hasta en
los penaltis. La huella de estos triunfos sigue viva, y debe aprovecharse para
confiar en las propias fuerzas. Eso sí, la clave no está en recordar esos
resultados exitosos, sino el camino que condujo a ellos: lo que se hizo entonces para
competir bien y se puede repetir ahora. La autoconfianza es el
mejor antídoto del estrés, y puede ser el principal aliado de nuestro equipo. Para eso es recomendable un planteamiento realista que admita las fortalezas y debilidades, y
derive en la mejor estrategia a seguir. Será una falsa confianza si se apoya en
tópicos de ganador de barro, asumiendo que se vencerá simplemente por ser España, el
campeón del mundo. Será una confianza sólida si con humildad nos
centramos en lo que hacemos mejor, aliviamos lo peor y anticipamos las
dificultades para que no nos pillen por sorpresa. Obviamente, si el equipo avanza en el
torneo jugando como sabe hacerlo y superando la adversidad, la autoconfianza se
fortalecerá de cara a los siguientes partidos.
Atención
La autoconfianza se alimenta de la percepción de control: es
decir, controlo lo que me importa, y no al contrario. Para fortalecer el control es fundamental
centrar la atención en lo que depende de uno mismo, tanto a nivel individual
como colectivo. Atender a lo que hay que hacer para ganar, y no malgastar la
atención en asuntos sobre los que no se puede influir. En un campeonato de estas características,
antes de empezar conviene tener una visión global del conjunto del evento, pero
cuando comienza es importante que la atención se centre en el siguiente partido
y no se desvíe más allá. Por ejemplo, ganar un partido y pensar demasiado en el
posible cruce, o hablar de la final cuando todavía no se ha superado la primera
fase, son errores que se pueden pagar caro. Del Bosque ha demostrado ser un
maestro orientando la atención de los jugadores hacia lo más inmediato, y eso
es una buena garantía para este mundial. Por otra parte, el campeonato es
largo, y la atención necesitará descansos. La selección tiene experiencia
sobrada en estos torneos, por lo que parece seguro que sabrá desconectar para cargar las pilas y estar listos para la siguiente batalla.
Cohesión/ambiente de
equipo
El buen ambiente que parece predominar es un
factor bastante importante, pero lo
verdaderamente trascendente es mantenerlo a lo largo del torneo, pase lo que
pase. Pronto habrá jugadores que participarán mucho, otros poco y algunos nada.
Aceptar el rol que les asigne el seleccionador y anteponer los intereses del
equipo a los propios serán aspectos de gran relevancia. No es fácil para una
estrella aceptar la suplencia o un protagonismo secundario. Quizá algunos que
en el pasado tuvieron mucho peso, ahora no tengan tanto; y es posible que haya quienes esperan estar en la primera línea y después no sea así. ¿Están preparados
para eso? Conforme avance el torneo, y sobre todo en los momentos más adversos, se comprobará la verdadera unidad del equipo
frente a los descontentos individuales y las opiniones externas. Asimismo, será
fundamental que los jugadores con mayor capacidad de liderazgo den un buen
ejemplo, aportando su esfuerzo para mantener una buena sinergia y que no se debilite esa cohesión ganadora que fue tan influyente en
los éxitos de las eurocopas y el mundial anterior. Dentro del campo, jugar como equipo será fundamental. Una de las claves de éxitos anteriores. Si nos olvidásemos de eso y buscásemos más el protagonismo individual, el fracaso estaría casi asegurado.
¿Ganará España el mundial? La reputada vidente Damemil
Ytedilé echó las cartas para obtener la respuesta, y estas le revelaron que
tiene más posibilidades que Suecia (???). No supo interpretarlo, y entró en
trance para maximizar sus poderes. Descubrió que Suecia no participa. Si estás ahí, puedes ganar; pero otros
equipos fuertes también juegan. Lo importante es dar el máximo para lograrlo, y
no es sólo una cuestión de esfuerzo, sino también de inteligencia. ¿Mentalmente
preparados?
Chema Buceta
7-6-2014
twitter: @chemabuceta
España acaba de perder con Holanda 1-5. La adversidad a la que se refiere el artículo en varios apartados ha llegado. Ahora hay que demostrar si tenemos la fortaleza mental de un verdadero campeón.
ResponderEliminarMuy buen articulo. Saludos Profesor.
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