En un buen equipo no hay nadie imprescindible
La medalla de plata de la selección femenina de baloncesto nos
ha llenado de orgullo y enorme satisfacción no solo a quienes estamos inmersos
en este deporte, sino a cientos de miles que, aunque habitualmente no lo
siguen, se han enganchado a la magia de los Juegos Olímpicos y de este gran
equipo. Junto al innegable atractivo del baloncesto, capaz de cautivar a
cualquier alma que disfrute emocionándose, este ha sido el único deporte
colectivo que ha conseguido medallas para España, por lo que el seguimiento de
nuestros jugadores ha sido espectacular y la alegría inmensa. En el caso de las
chicas, su ausencia en los Juegos de Londres, donde otras selecciones femeninas
obtuvieron preseas, las trasladó a un segundo plano desde el que han sabido
resurgir como las grandes campeonas que han sido durante más de una década, por
lo que la medalla culmina una trayectoria magnífica.
En ese trayecto, la selección ha hecho grandes partidos y
conseguido meritorios triunfos que podrían destacarse, pero me viene al
recuerdo la segunda parte de la final del Eurobasket de Italia en 2007, donde
tras ir perdiendo por 20 puntos en el descanso frente a una potentísima Rusia, en
lugar de tirar la toalla, echamos el resto y estuvimos a punto de ganar.
Dirigidas por Evaristo Pérez, Elisa Aguilar, Laia Palau, Amaya Valdemoro, Anna
Montañana y Luci Pascua formaron el quinteto que ese día ocupó el mayor tiempo
en la cancha. De ellas, Laia y Luci han sobrevivido para ser partícipes de la
medalla de Río, mientras que las demás han dado paso a las nuevas generaciones.
Estas, mientras la selección absoluta ganaba medallas, se fueron forjando en
las selecciones de categorías inferiores, también victoriosas, el Siglo XXI,
otra herencia del pasado, y los clubes que trabajaron duro, artífices de una
extraordinaria labor que no debe quedar eclipsada sino acentuada por los éxitos
finales.
Creo que en Barcelona-92, además de un quinto puesto sin una
experiencia previa en competiciones mundiales que hasta la fecha no había sido
superado, pusimos el germen de la ambición. Y de este surgieron jugadoras que
querían ser estrellas, clubes que apostaron fuerte, entrenadores muy
competentes y una federación española que por fin se dio cuenta de que lo de
las chicas iba en serio y merecían el máximo apoyo. A partir de ahí, la
selección senior se ha alimentado de excelentes jugadoras y entrenadores que
han ido transmitiendo el valor de la ambición y la máxima entrega, el no
conformarse y luchar hasta el final por los objetivos más altos.
En 2010, España consiguió su primera medalla (bronce) en un
campeonato del mundo con José Ignacio Hernández y Susana García en el
banquillo, y desde la ausencia en los Juegos de 2012, ya con Lucas Mondelo y
Víctor Lapeña, la andadura de la selección ha sido excepcional: oro en 2013 y
bronce en 2015 en el Eurobasket, y plata en 2014 en el mundial. Con ese
espectacular bagaje, lo lógico era confirmarlo con una medalla en Río, la que
por fin llegó, y el éxito de la selección se ha basado en ser capaz de responder
a esa vitola de favorito; algo que no es fácil en unos Juegos Olímpicos debido
a la presión añadida que siempre acompaña a estos y, más aún, cuando el
objetivo es una asignatura pendiente. Prueba de esta dificultad fue el decisivo
partido contra Turquía en los cuartos de final, donde ante un rival inferior,
nos atenazamos y estuvimos a punto de perderlo todo.
Antes de los Juegos, se lesionó la nacionalizada Sancho
Little y muchos pensaron que esa baja podía ser determinante. Sancho es una de
las mejores jugadoras del mundo y desde 2010, salvo en el Eurobasket de 2015,
su contribución ha sido decisiva. Pero se ha vuelto a demostrar que nadie es
imprescindible en un buen equipo. Es más, esta baja ha dado una oportunidad a
la joven Astou Ndour que de otra manera no habría tenido. Astou también juega
como nacionalizada, pero la gran diferencia es que está afincada y se ha
formado en España, en concreto en Gran Canaria con Begoña Santana y Domingo
Díaz, a los que habría que hacer un gran homenaje por todas las jugadoras de
élite que desde hace treinta años han sacado.
Además, Astou participa en toda la preparación del equipo,
cosa que Sancho no hace, pues antepone sus compromisos con la WNBA y suele
incorporarse en el último momento. No tengo nada contra Sancho, y es más, creo
que hay que agradecerle lo mucho que ha ayudado al crecimiento de nuestra
selección, pero me satisface más que el equipo esté integrado por jugadoras
formadas en España o que echan raíces aquí, y sobre todo, que desde el primer
día están en los entrenamientos y los partidos de preparación como las demás.
En Río se ha demostrado que con este planteamiento también podemos estar en lo
más alto, y con todos mis respetos hacia quienes deciden, sería poco razonable que
tras lo visto, Astou volviera a ser segundo plato; como también lo sería en el
caso de Mirotic respecto a Ibaka.
(En baloncesto, a diferencia de otros deportes, solo puede
jugar un jugador nacionalizado).
Felicidades a Lucas Mondelo y todos sus colaboradores, a los
directivos responsables y, por supuesto, a estas extraordinarias jugadoras que
nos han hecho disfrutar tanto. Un ruego: ¡no nos detengamos! Qué la ambición
por superarnos continúe y, aunque parezca difícil, ¡sigamos avanzando!
Chema Buceta
23-8-2016
(Publicado también en enCancha.com)
@chemabuceta
Lo de Barcelona fue brillante Chema.
ResponderEliminarEl trabajo de la FEB, salvo en ocasiones puntuales y con algunas decisiones incomprensibles, está ahí y hay que valorarlo. Los resultados son los resultados. Igualmente habría que valorar también a Ramón Jordana y su influencia en tantísimas jugadoras.
Y sobre Astou, coincido hasta en la última coma. No es lo mismo el fichaje de un jugador de baloncesto, que la nacionalización de un chico o una chica, por motivos a menudo humanitarios, que posteriormente comienza a jugar a baloncesto. Mi alegría también fue mayor ganando con Astou que con Sancho, sin ánimo de ofender.
¡Gracias por el post!
Gracias por tu comentario, Antonio, Totalmente de acuerdo en todo. Ramón Jordana ha hecho un trabajo muy bueno, y también otros entrenadores en los clubes. Saludos.
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