Escuchar es una de las principales habilidades del coach
Recientemente,
he leído un anuncio ofreciendo “Coaching hotelero” para profesionales de la
hostelería, y también he oído hablar de un “Beer coach”. También seguimos
escuchando, producto de la ignorancia o el interés personal, que el coaching no es Psicología (?). ¿Qué es
entonces? ¿Matemáticas? ¿Medicina? ¿A qué ciencia corresponden sus objetivos,
métodos y técnicas? ¿O se trata de inventar lo que sea sin tener en cuenta el conocimiento
científico, de montarse una película que suene bien, de aportar unas cuantas
recetillas y vender humo? Es ridículo que se siga negando que el coaching es un método de intervención
psicológica. Por suerte, también hay profesionales bien formados que aplican el
coaching con rigor y responsabilidad.
Quería escribir sobre esto, pero como ya lo hice hace un año, he decidido reproducir
lo que escribí entonces con algún matiz, incluyendo el enlace (véase al final)
de una conferencia que impartí en junio de 2015.
¿Qué es el coaching?
La etiqueta
Coaching se usa para referirse a
cosas muy diferentes, algunas de ellas exóticas y con muy poco rigor. Su origen
está en el deporte y en los Estados Unidos, donde coaching es entrenar y el coach es el entrenador, y por eso, en bastantes
ocasiones, se identifica al coaching
con esto y lo que hace el coach es entrenar: sucede en el deporte, por
supuesto, y también en las artes escénicas y en otros ámbitos. En estos casos,
el coach es un experto en un campo concreto que transmite sus conocimientos,
aporta su experiencia y da su opinión. A veces tiene autoridad, otras, no; pero
siempre dirige o aconseja.
Otra
vertiente diferente sitúa al coaching
como un método de intervención psicológica no directiva para optimizar el
funcionamiento de las personas a nivel individual o de equipo. A diferencia de
otros métodos de intervención, la característica más importante de este tipo de
coaching es que el protagonista en
todo el proceso es quien lo recibe (llamado coachee),
por lo que la función del coach no consiste en transmitir conocimientos, dar su
opinión, decir lo que hay que hacer, ser un motivador o juzgar lo que hace el coachee, sino ayudar, sin posicionarse,
a que sea el interesado quien decida qué quiere lograr y que sea él quien
encuentre su propio camino. Con este propósito, sin tomar partido, el coach es
un facilitador que utiliza técnicas psicológicas para desarrollar una buena
empatía y ayudar al coachee a
reflexionar, mejorar su perspectiva de las cosas, poner en orden sus ideas,
centrarse en lo que depende de él, tomar decisiones complejas, poner en
práctica planes de acción y desarrollar habilidades. La ventaja de este método
es que el coachee se involucra más en
el proceso, lo que hace mucho más probable que pueda alcanzar los
objetivos.
¿Cómo se aplica el coaching?
El coaching no directivo (o facilitador) se
aplica en mayor medida en el ámbito laboral y a nivel individual, mediante
entrevistas entre el coach y el coachee
y tareas que este realiza en los periodos intermedios. Se utiliza sobre todo
con directores que tienen responsabilidades de liderazgo, pero se puede aplicar
con cualquier persona, tanto a nivel individual como en grupo, y en cualquier
ámbito profesional, formativo o personal en el que los interesados quieran
optimizar su funcionamiento.
En el ámbito
profesional, el coach puede ser interno o externo a la organización, pero la
mayoría de los expertos coinciden en que es más eficaz un coach externo sin
otra relación con el coachee que la
propia del coaching. Eso facilita una
interacción más libre, confidencial y eficaz que beneficia al proceso de coaching.
¿Cuál es el objetivo del coaching?
A
diferencia de la terapia psicológica, el objetivo del coaching no es trabajar con pacientes para que estos superen sus
trastornos psicopatológicos (depresión, fobias, ansiedad clínica, obsesiones,
estrés post-traumático, etc.) , sino ayudar a optimizar el funcionamiento de
personas sanas en cualquier área. Ahora bien, el coaching no es la
solución para todo, ni la única herramienta para poder ayudar, sino un recurso
más que a veces será el más idóneo y otras no; un recurso que puede
complementar a otros (por ejemplo, a los cursos de formación o la consultoría).
El coaching es especialmente útil cuando
las personas queremos o debemos afrontar procesos de cambio, alcanzar nuevos
objetivos, tomar decisiones difíciles, ordenar nuestras ideas, organizarnos
mejor, mejorar el rendimiento o incorporar nuevas habilidades. Con
independencia del motivo específico por el que se desarrolle un programa de coaching, este debería servir para
ayudar a crecer al interesado más allá de ese motivo, de forma que, a partir de
ese momento, sea más capaz de conocerse a sí mismo, ver las cosas con una
perspectiva más objetiva, afrontar eficazmente sus retos y relacionarse mejor
con los demás.
¿Qué relación tiene el coaching
con la Psicología?
Al haber
sido inicialmente impulsado por personas sin una titulación en Psicología, es
frecuente que algunos de los que hablan de coaching no mencionen la
Psicología o se esfuercen por diferenciarse de esta. Sin embargo, se quiera o
no, el coaching es Psicología, como lo
demuestra que sus objetivos son claramente psicológicos (la motivación, el
cambio de actitud, el cambio de comportamiento, el autoconocimiento, la
superación personal, el desarrollo de habilidades mentales...), como también lo
son su método y sus técnicas, desarrollados previamente por la Psicología del
deporte, la Terapia cognitiva, la Psicología humanista, la Psicología
conductual, las Técnicas de solución de problemas, la Psicología positiva y la
Inteligencia emocional.
A veces se leen sandeces como que la Psicología
mira hacia atrás y el coaching hacia
delante, o que aquella se ocupa de los problemas y este de alcanzar objetivos.
Pura ignorancia o deseo de diferenciarse de la Psicología. La Psicología se
ocupa de los problemas y mira hacia atrás cuando es necesario, pero desde hace
cien años también se ocupa de optimizar el rendimiento de las personas y de ayudarlas
a conseguir objetivos cuando se trata de eso.
El coaching
es un procedimiento de intervención psicológica no directiva cuya principal
característica es que el protagonismo lo tiene el interesado. Al no ser un
campo reglado, puede haber coaches psicólogos y no psicólogos, pero estos
últimos deben aprender la Psicología necesaria para poder desarrollar su labor
con responsabilidad, rigor y eficacia.
¿Qué técnicas utiliza el coaching?
Por un
lado, el coach debe desarrollar habilidades para regular su motivación y sus emociones,
tener una relación interpersonal apropiada con el coachee y ser capaz de atender a los estímulos relevantes durante
la entrevista de coaching. Asimismo,
debe aprender a utilizar el lenguaje no verbal, los silencios, la
repetición/resumen de lo que el coachee transmite,
las preguntas para ayudarle a reflexionar, las metáforas, los ejemplos, las
explicaciones y sugerencias sin posicionarse… todo ello en el momento oportuno
y de la manera adecuada. Además, debe dominar conocimientos psicológicos
relacionados con las emociones, la motivación, la autoconfianza y otras
variables relacionadas con el rendimiento, así como técnicas psicológicas como
el análisis funcional, la tormenta de ideas, las matrices de decisiones, el
establecimiento de objetivos y otras, y ser capaz de incorporarlos al proceso de
coaching sin que el coachee pierda el protagonismo.
¿Sirve el coaching para
liderar?
El coaching es una buena herramienta para
ayudar a quienes dirigen equipos, pero no debe confundirse el liderazgo con el coaching. El que lidera se puede
beneficiar del coaching que le
proporciona a él un coach externo, y también puede incorporarlo como un recurso
más para liderar, pero no siempre podrá usar este recurso, y cuando lo haga
tendrá ciertas limitaciones debidas a su posición.
Dirigir
personas conlleva una relación de poder y autoridad, y en muchos momentos exige
que quien lidera tome decisiones y dé órdenes sin poder aportar información ni
consultar a los liderados. Sin embargo, en el coaching el protagonista de las decisiones es el coachee, y el coach es un mero
facilitador que no tiene poder ni autoridad. Gracias al coaching, un director puede sensibilizarse más sobre la
importancia de escuchar a quienes dirige, contar con sus opiniones y
permitirles una mayor autonomía de funcionamiento; y por supuesto, puede
desarrollar habilidades para llevar a cabo todo esto, pero su función es
dirigir, no hacer coaching.
Lo más
recomendable es que el director, cuando lo necesite, pueda acceder a un coach
externo que le ayude a liderar eficazmente, y que a la vez pueda incorporar a
su liderazgo algunas herramientas del coaching,
pero sin pretender ser el coach de sus liderados.
¿Sirve el coaching
para el crecimiento personal?
El coaching puede ser muy útil para
promover el crecimiento personal. Mediante un proceso de coaching, podemos aprender a conocernos mejor, utilizar nuestras
fortalezas, potenciar nuestras debilidades, ambicionar nuevos objetivos,
anticipar y superar dificultades, tolerar la frustración, comprender y
comunicarnos mejor con los demás y desarrollar valores y habilidades.
El coaching no es la única vía para crecer
como persona, y en ocasiones habrá alternativas más indicadas o a las que el coaching pueda complementar. Sin
embargo, tiene un valor específico muy notable, ya que al ser el protagonista
el interesado, este se involucra más en los distintos procesos y los pasos que
da son más firmes. No es lo mismo que te señalen el camino, a que seas tú quien
deba buscarlo, elegirlo y asumirlo, por lo que a través de las técnicas de coaching, se pueden conseguir logros más
sólidos.
¿Se puede hacer coaching
en grupo?
El coaching se suele aplicar sobre todo a
nivel individual, pero también se puede hacer en grupo. Básicamente, existen
tres tipos de grupos: los que incluyen personas que no tienen una relación; los
que se componen de miembros de una misma organización que no pertenecen al
mismo equipo; y los que forman parte de un equipo que debe rendir como tal. En
función de esta diferencia, los objetivos, planteamientos y estrategias pueden
variar, pero en todo caso se trata de aprovechar la experiencia de cada
componente del grupo para enriquecer a los demás. En el caso de los equipos,
además, el coaching puede ayudar a
fortalecer sinergias positivas y optimizar su funcionamiento cotidiano.
Las actividades
pueden incluir algunos juegos, videos cortos, discusión de casos, role-playing
u otros elementos que aporten un punto
de partida para la reflexión individual y los debates en grupo. Como en el coaching individual, el coach debe ser
un mero facilitador de procesos, involucrando a todos en los ejercicios y los
debates, aprovechando las coincidencias y las discrepancias y, en definitiva,
favoreciendo la reflexión sobre los aspectos clave en un clima distendido que
ayude a abrirse a los participantes.
¿Qué es el coaching
outdoor?
El coaching outdoor es una modalidad de coaching en grupo que incluye
experiencias ajenas a la actividad cotidiana. Habitualmente son juegos,
preferiblemente al aire libre, pero también en el interior, en los que existe
una competición con objetivos diversos, siendo lo fundamental que los
participantes tengan la oportunidad de aprender de sus propias vivencias en un
ambiente distendido y positivo.
Evidentemente,
no se trata de juegos, sin más, para que los participantes se diviertan, sino
de actividades que, según sea el objetivo, provoquen la necesidad de
comunicarse, trabajar en equipo, superar dificultades, tomar decisiones, etc.
Tras los juegos, los participantes deben reflexionar sobre lo sucedido, y el
coach debe facilitar los debates y contribuir a que la experiencia sea bien
aprovechada, teniendo en cuenta, eso sí, que como sucede siempre que se hace coaching, son los participantes quienes
tienen el protagonismo y deben alcanzar las conclusiones.
El coaching outdoor puede tener efectos muy
beneficiosos si se administra bien, pero puede quedarse en simplemente pasarlo
bien si no se conduce correctamente, por lo que exige una buena preparación
específica del coach.
¿Cómo se forma un coach?
Al no ser
una profesión reglada, cualquiera puede hacerse una tarjeta y decir que es un
coach. Para poner un poco de orden, algunas asociaciones extienden certificados
que acreditan horas de formación en cursos que organizan o autorizan ellas
mismas, cuya calidad es muy variada, por lo que junto a cursos buenos, existen
otros muy deficientes, y por desgracia han proliferado los que imparten
personas poco preparadas. Algunas universidades avalan cursos de escuelas de coaching, o como es el caso de la UNED,
tienen títulos propios sobre coaching
(véase www.psicologiadelcoaching.es),
lo que garantiza, sobre todo esto último, la seriedad y el rigor científico que
otras instituciones no siempre ofrecen, por lo que estas titulaciones cada vez
se valoran más.
El coach no
es un motivador que vende entusiasmo y supuesta confianza: un vendedor de humo:
“cumple tus sueños, si quieres puedes, la fuerza está en tu interior, bla, bla,
bla…”, ni tampoco es un showman de la
televisión, ni alguien a quien le gusta oírse dando consejos, sino un
profesional que debe estar bien preparado para poder asumir la responsabilidad
de ayudar a otras personas. Ser psicólogo ayuda mucho, pero no es necesario
serlo; sí lo es aprender la Psicología inherente a las competencias exigidas
para ser un buen coach.
(Para los
que estéis interesados en saber más, os dejo el enlace de una conferencia dirigida a psicólogos y estudiantes de Psicología que
impartí el año pasado y fue transmitida por Internet. El evento constó de dos conferencias: la
primera sobre Psicología del deporte y la segunda (que podéis ver aquí) sobre Coaching).
Chema
Buceta
16-9-2016
Twitter:
@chemabuceta
Muchas gracias Chema.
ResponderEliminarMuy completo, arrojando algo más de luz sobre esta profesión todavía bastante desconocida.
Un abrazo
Muchas gracias! Un abrazo!
Eliminar