lunes, 30 de julio de 2012

"ME CONCENTRO EN LO MIO, IGNORO LO DEMÁS"





La concentración de los deportistas es un aspecto esencial para conseguir el máximo rendimiento. Y más en una gran competición como los Juegos Olímpicos, donde las diferencias son tan escasas y el estrés muy elevado. En la prueba de ciclismo en ruta, por ejemplo, pudimos ver como una pequeña distracción en los últimos metros, le costó al colombiano Uran la medalla de oro. Cada deporte, según sus características, tiene unas demandas de concentración específicas; y es importante comprenderlas bien para prepararse convenientemente. 
En la jornada de hoy, hemos asistido a la final por equipos de gimnasia artística masculina. Una característica de la gimnasia es que se compite a la vez en varios aparatos; es decir, mientras un equipo actúa en la barra fija, otro lo hace en el suelo, otro en las anillas, etc. por lo que es habitual que los gimnastas realicen sus ejercicios en presencia de estímulos que corresponden a sus rivales. Por ejemplo, puede haber uno actuando en las anillas, al tiempo que se produce un gran aplauso del público para premiar a otro que acaba de terminar en las barras paralelas. En condiciones como ésta, los gimnastas deben ser capaces de concentrarse en lo suyo sin distraerse con lo ajeno; y controlar, además, las emociones intensas que suelen estar presentes en las grandes competiciones, que también pueden interferir negativamente en un buena concentración.
En la última rotación de la competición de hoy, China ocupaba el primer lugar con una cómoda ventaja que auguraba el oro. En segunda posición estaba Japón, con un margen razonable pero no seguro para conseguir la plata. Y en la lucha por el bronce, muy igualados, Ucrania y el anfitrión Gran Bretaña. El ambiente era impresionante. Los gimnastas británicos actuaban en el suelo y el público ovacionaba cada uno de sus espectaculares movimientos. Al finalizar, los aplausos y el clamor eran un auténtico estruendo que se acentuaba todavía más cuando se conocían las puntuaciones que acercaban a los locales a una histórica medalla. Mientras tanto, los ucranianos en las anillas y los japoneses en el caballo con arcos, realizaban sus respectivos ejercicios. Fue fantástico ver la excelente actuación del último de los ucranianos aislándose de tanta distracción; y también a los propios británicos sin perder un ápice de concentración en ese clima de euforia. Por el contrario, los japoneses cometieron errores importantes que pudieron costarles la medalla. Seguramente, al temor a perder la ventaja que llevaban se sumó el impacto del ambiente adverso. Sus caras agarrotadas lo decían todo.  Por suerte para ellos, tenían suficiente margen, pero estuvieron a punto de fracasar.  
A la impactante belleza de la gimnasia se ha unido hoy el gran espectáculo de la fortaleza mental: de esa increíble capacidad de concentración y autocontrol emocional que en su mayoría han mostrado los gimnastas; y se ha vuelto a comprobar la importancia de la preparación mental para poder aspirar a lo más alto.

Chema Buceta
30-7-2012

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