Han comenzado los Juegos y
los resultados ya mandan sobre las expectativas previas. La discrepancia más
relevante es la ausencia del campeonísimo Phelps en el podio de los 400 metros
estilos. Aunque se preveía que en esta prueba podía no ganar la medalla de oro,
nadie esperaba que ni siquiera obtuviera la de bronce; pero así ha sido. El
mismo ha reconocido que no ha estado bien ni en la final ni en las
eliminatorias. Un mal día. Según he leído, llegó a los Juegos con el objetivo
de conseguir siete medallas en siete pruebas; por lo que la decepción de este
primer día es muy significativa. ¿Y qué sucede ahora? Precisamente ahora es
cuando vamos a ver el grado de fortaleza mental de este gran deportista. Casi
siempre ha competido con la confianza que le ha dado el cumplimiento de sus
expectativas de éxito. Ahora deberá hacerlo a partir de una gran frustración.
La clave estará en que sea capaz de (1) aceptar rápidamente lo sucedido, (2) replantear
sus objetivos buscando la motivación de los retos aún pendientes, y (3) centrarse
en las competiciones siguientes sin mirar atrás.
En cuanto a los objetivos, si
bien puede seguir aspirando a ganar las medallas que necesita para ser el más
laureado de la Historia de los Juegos (creo que necesita tres) lo más apropiado
será, como mejor estrategia, que concrete objetivos realistas para cada una de
las pruebas restantes; y que lo haga progresivamente: es decir, prueba a
prueba: pensando únicamente en la más inmediata. Es importante que estos
objetivos sean realistas en función de sus posibilidades actuales, y no los que
corresponderían a tiempos pasados. No obstante, le ayudará también recordar
buenas actuaciones (las más recientes) para potenciar la autoconfianza. ¿Cómo
reaccionará Phelps? Con independencia del resultado final, su primer reto es
luchar consigo mismo para superar esta primera decepción y demostrar que la
fortaleza psicológica de la que tanto ha hecho gala en el éxito, también está
presente en la adversidad.
No sé si Mireia Belmonte, la
nadadora española, tenía expectativas que no se han cumplido en los 400 metros
estilos femeninos. Estar en su primera final olímpica debe considerarse un
éxito; pero tras su buena actuación en las eliminatorias de la mañana, se
esperaba una actuación mejor en la final, donde quedó última con un mal tiempo.
Al igual que Phelps, Mireia debe pasar página y centrarse en la siguiente
prueba; además, en su caso, ignorando el exceso de responsabilidad que se le está
asignando. No debe nadar con la pesada losa de ser “la gran esperanza” de la
natación española, ni pensando en las medallas; sino ocupándose, únicamente, de
hacer buenos registros; pues sólo de esta manera podrán llegar sus mejores
resultados.
Chema Buceta
28-7-2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario