Estoy ya un poco cansado de todo lo que se ha dicho (yo incluido) sobre la tristeza de Cristiano Ronaldo, pero me piden que escriba algo más sobre el tema, y agradecido por la confianza de quienes lo hacen, me decido y lo hago encantado.
En primer lugar, habría que saber si no celebrar los goles y
decir que está triste responden a una estrategia más o menos estudiada que
persigue otros fines (mejora de contrato, salida del club, mayor apoyo
institucional, etc.) o, efectivamente, reflejan un estado de ánimo: la
tristeza. Si fuera lo primero, el tiempo lo dirá. Si se trata de lo último, es
perfectamente posible que, como cualquier otra persona, Cristiano pueda estar
triste. El dinero y la fama no son antídotos de la tristeza. Por muchas comodidades que tenga, Ronaldo es una persona, y como tal está expuesto a
sufrir emociones adversas. Los bienes materiales cubren muchas necesidades, pero
pueden surgir otras de orden emocional o intelectual que no se satisfacen con el dinero. Así funcionamos. Muchos millonarios que lo tiene todo son
personas infelices que, aunque les rodeen muchos, se sienten solas y están cautivas
de las dudas y limitaciones que favorece su propio estatus (¿están aquí por mi
o por lo que soy o tengo? ¿qué impacto tendrá que haga esto o aquello?). La
falta de apoyo o cariño sinceros (o la percepción de que así sucede) son fuente
de infelicidad y tristeza; y muchas veces, precisamente los que más tienen, son los más vulnerables. He conocido a muchos deportistas y personas de
mucho éxito que sufren este problema. Desconozco si es el caso de Ronaldo, pero
si no está fingiendo, podría serlo.
Por tanto, es ridículo que algunos “positivistas de frases
hechas” le digan como debería sentirse acentuando todo lo que tiene: mucho
dinero, una novia guapa, un hijo, una madre, un trabajo que le gusta… ¿Quién puede autorizarse a sí
mismo para decirle a otra persona cómo debería sentirse? Desde luego, ningún
psicólogo o coach que sea un profesional serio debería hacerlo, tanto por razones éticas como de
eficacia. El punto de partida del trabajo psicológico es el respeto a los
sentimientos y pensamientos del cliente: sin juzgarlos, aceptándolos con la
mente abierta para poder comprenderlo y eventualmente ayudarlo. Una gran
estrella del deporte, los negocios o cualquier otro ámbito, no tiene que pedir
permiso para estar triste (¿Puedo estar triste?) ni sentirse culpable por ello;
y lo que necesita no son consejos más propios de vendedores de humo y
telebasura (como bien ha señalado alguien en internet a raíz de un
desafortunado artículo), sino la comprensión que probablemente no le proporciona
su entorno. La tristeza puede ser un estado pasajero o más permanente, y en
algunos casos síntoma de una depresión
más o menos grave. No parece que este último sea el caso de Cristiano
(con Portugal celebra los goles y parece más contento), pero si está triste en
el entorno del Real Madrid, guste o no, lo primero es ponerse en su lugar y
comprenderlo.
Dicho esto, es perfectamente razonable el amplio rechazo que
sus declaraciones han provocado. Triste o no, muestran una gran falta de
sensibilidad social. Muchas personas, sus mismos seguidores que lo idolatran,
pasan por momentos de enorme dificultad económica y luchan como pueden contra
su propia desgracia, desesperación y creciente desánimo. Lo mismo sucede con deportistas
menos afortunados, pendientes del cobro de sueldos atrasados que quizá no
lleguen, y en condiciones precarias por la desaparición de equipos y
patrocinadores. Es entendible que el egocentrismo de este privilegiado (quizá
involuntario, pero egocentrismo al fin y al cabo) haya indignado a tantos,
provocando una fractura que puede tardar en cicatrizar si es que llega a
hacerlo (y en cualquier caso, quedará la marca). Los deportistas como Cristiano
deben ser conscientes de la trascendencia de sus actos (sus gestos en el campo,
sus declaraciones), del impacto que estos tienen en sus seguidores y la opinión
pública en general, y de las consecuencias que pueden derivarse de todo ello. La
sintonía emocional con los aficionados es un elemento fundamental en el
deporte-negocio-espectáculo que es el fútbol hoy en día, y todo apunta a que en
el caso de Ronaldo estos hechos la han debilitado.
Se ha dicho que detrás de esta supuesta tristeza podría
estar la decepción de no haber sido nombrado mejor jugador de Europa (lo
consiguió Iniesta) y la percepción de que el Real Madrid no le ayuda lo
suficiente (¿en los despachos?) para lograr éste u otros galardones como el
balón de oro. No sé si es cierto. Lo que sí está claro es que, precisamente por
pertenecer a este club, desde muchos medios de comunicación se ha encumbrado su figura para intentar equipararla
a la de Leo Messi, creando una rivalidad artificial que pretende instigar la emotividad
de los seguidores para vender más. Para la mayoría de los que observen la
realidad con objetividad (números, títulos, interacción con los compañeros, declaraciones,
etc.) sin que le influyan los colores que representan, la comparación es
ridícula. Cristiano es un gran jugador, pero Messi está muy por delante; como
lo están, aunque más cerca, Iniesta, Xavi y Casillas (y pronto, quizá, Falcao).
Pero hay que venderlo como sea, y continuamente nos bombardean con sus múltiples
virtudes para “comernos el coco”. Y lo malo es que él, de tanto leerlo y oírlo
(también en su círculo más cercano) es probable que se lo haya creído, lo que
explicaría su gran decepción si la hubiera. Si jugara en otro equipo, por
ejemplo, el Valencia o el Atlético de Madrid, no existiría esta permanente campaña
enaltecedora; pero en el Madrid, sí. Por tanto, sin quitarle el indiscutible mérito
de sus goles, sería razonable que estuviera muy agradecido al Real Madrid, y no
al contrario, por la protección y el impulso que su prestigio y peso mediático
como club proporcionan a su engrandecida imagen.
¿Qué debe hacer el Madrid, ahora? me han preguntado.
Doctores tiene la Iglesia.
(gracias por leer un artículo tan largo)
Chema Buceta
8-9-2012
twitter: @chemabuceta
Un análisis muy acertado.Soy aficionado del Real Madrid y pese a su supuesta tristeza no pide el "cariño" y apoyo de los aficionados que nunca le ha faltado, sino del club lo que me hace temer que la hipótesis de rabieta por no conseguir(¿en los despachos?)algun titulo individual que le han ganado otros jugadores mejores que él actualmente es lo que le pasa, sumando que espera desde hace un tiempo una supuesta mejora de contrato como apuntan algunos medios.De todas formas, su actitud en nada le favorece y si realmente necesita ese apoyo, ha conseguido el efecto totalmente contrario a no ser que el "apoyo" que quiera sea económico, algo muy común de los jugadores que piden un aumento de salario cuando juegan bien pero no quieren que se lo toquen si no rinden o estan lesionados.EGOISMO Y EGOCENTRISMO.
ResponderEliminarJosé Enrique, muchas gracias por tu comentario. Está claro que no celebrar los goles y hacer estas declaraciones no le favorecen en absoluto. Y si encima fuera para pedir más dinero, menos aún. Un saludo.
ResponderEliminarEl tema quizás no sea tanto la tristeza en sí, sino las artimañas ya mas que consabidas de deportistas para pedir mejoras de contrato y lo que se les ocurra en ese momento, de ahí yo creo que surge que la gente se tome sus sentimientos por el pito del sereno....
ResponderEliminarDe acuerdo, Ya se comenta al principio del artículo que existe esa posibilidad, y los hechos demostrarán si es así o no. Pero no hay que hacer juicios de valor precipitados, y por tanto, la posibilidad de que exista esa tristeza también hay que tenerla en cuenta.
ResponderEliminarMuchas gracias
To be or not to be.
ResponderEliminarComo aficionado que ha tenido la oportunidad de jugar en el estadio Santiago Bernabèu, y estoy hablando de una pachanga entre empresas, y al que se le ha erizado el bello al saltar al campo, la sensación de tristeza de un jugador del Real Madrid se le hace algo asi como incomprensible. Pero como amante de los entresijos de la mente de los deportistas no comprendo las críticas desmesuradas hacia CR7. Cierto es que se trata de un jugador poco "inteligente", un jugador que no sabe, o no quiere saber, conectar con sus seguidores y compañeros de vestuario, un jugador con cierto tufillo a egocentrismo, recordemos sus palabras de "rico, guapo y buen jugador". Pero todo esto no le exime de ser un simple ser humano con sus fortalezas, debilidades y miserias.
De acuerdo, Javier. Muchas gracias por leer el artículo y por tu comentario.
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