viernes, 21 de septiembre de 2012

"EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS"


En mi último artículo aproveché la noticia de la no renovación de la seleccionadora de sincronizada, Anna Tarrés, para comentar algunos aspectos relacionados con el liderazgo deportivo. En éste, como adelanté entonces, continuo con el mismo tema.


Explicaba en ese artículo cómo el liderazgo desgasta al que lo ejerce, sobre todo cuando predominan el personalismo y las decisiones autocráticas (es decir: cuando la participación de los liderados es mínima), pudiendo deteriorarse las relaciones interpersonales, la capacidad de influencia en los liderados y el rendimiento del grupo. A estos elementos habría que añadir lo que se conoce como “Síndrome de Betsabé”. David, tras vencer a Goliat, fue un gran rey para su pueblo, pero se enamoró de Betsabé, una mujer casada, y envió al marido de ésta a la guerra en una posición adelantada para que le mataran. El poder de su posición y sus indiscutibles éxitos como rey, le hicieron creer que sus decisiones estaban por encima del bien y del mal, que el código ético que aplicaba para los demás, a él no le afectaba; y bajo esta premisa, actuó. Le sucede a algunos políticos en el poder; también a directores en el ámbito laboral; y a muchos directivos y entrenadores deportivos. En el fútbol, el baloncesto y cualquier otro deporte, podemos encontrar muchos ejemplos. Como le sucedió a David, el poder y el éxito pueden propiciar decisiones abusivas que además de su falta de ética, contribuyan, aún más, al mencionado desgaste y sus consecuencias.

Es cierto que el alto rendimiento exige bastantes veces un mando firme que impida distraerse del camino, asegure la disciplina colectiva y no dé resquicio a la relajación indebida, pero ¿todo vale? Muchos lideres llegan a confundir la alta exigencia, la dureza del trabajo, la búsqueda constante de la optimización, con un trato desconsiderado y hasta déspota. Confunden las decisiones difíciles que benefician el rendimiento supremo y el interés colectivo, con las decisiones caprichosas que, bajo la justificación anterior, esconden vanidades, intereses y estados de ánimo propios. Amparado en su obligación y deseo de conseguir lo máximo, el líder estima, consciente o inconscientemente, que puede actuar sin apenas límites. No acuso en concreto a Anna Tarrés ni a ningún otro, pero ¿cuántos entrenadores emplean el insulto, el desprecio y la humillación en su trato con los deportistas (sobre todo si son deportistas jóvenes), descargan sobre ellos sus estados de ánimo extremos, o ejercen abusivamente su poder más por demostrar que lo tienen que por la necesidad objetiva de hacerlo? Todos los que somos entrenadores o directivos podríamos reflexionar sobre esta cuestión y, quizá, encontraríamos en nuestra trayectoria algunos ejemplos. Es un asunto ético de gran importancia, pero también se relaciona con el rendimiento. El comportamiento abusivo, tarde o temprano, pasa factura en forma de desgaste personal, pérdida de influencia en los liderados y peores resultados.

Las acusaciones de antiguas nadadoras de la selección española de sincronizada (que no han sido desmentidas de manera explícita por Tarrés), si bien deben considerarse con cautela, indican que, probablemente, como sucede en otros casos, “no es todo oro lo que reluce”.  ¿El fin justifica los medios? ¿Justifica cualquier medio? Este es uno de los principales dilemas del liderazgo. En defensa de la entrenadora se ha dicho que para ganar medallas olímpicas hay que liderar con mucha dureza, como hacen las rusas o las chinas, nuestras principales rivales y grandes referentes de este deporte. ¿También son un referente a nivel social? ¿Debemos adoptar algunos valores de la sociedad china, incluidas la falta de libertad, la explotación laboral o la ausencia de muchos derechos, para poder equipararnos a sus medallas? ¿Estamos entonces de acuerdo, por ejemplo, con los métodos que se utilizaban en la antigua Alemania Oriental (entre ellos, doping sin escrúpulos) para conseguir los éxitos deportivos a cualquier precio? ¿Dónde está el límite?

Triunfar en el deporte de élite tiene un alto precio, y es la responsabilidad de los entrenadores desarrollar una ambición grande por el éxito y conducir a sus deportistas por el exigente camino para lograrlo, lo que supone, en muchos casos, decisiones impopulares que pretenden desarrollar la disciplina estricta, la capacidad de sacrificio, la tolerancia a la frustración, el endurecimiento mental y saber anteponer el interés colectivo al individual. Y es cierto que no todos los jóvenes son capaces de soportar esa carga de exigencia y estrés continuos que forman parte del equipaje cuando se intenta viajar a lo más alto. Pero en una sociedad civilizada todo eso se debe hacer compatible con el respeto a los deportistas, la preservación de su dignidad, el trato educado, la utilización del poder sin el abuso indiscriminado, la aceptación de los deportistas como personas que sienten y piensan, que necesitan ser escuchadas y valoradas. La sociedad ha evolucionado. Los líderes deportivos también deben evolucionar.

Un último comentario. El principal argumento que he escuchado a Anna Tarrés en su defensa de las acusaciones de la nadadora Paola Tirados, es que hay deportistas que no están preparados para aceptar la dureza de decisiones propias del alto rendimiento (supongo que en alusión a decisiones de la entrenadora sobre, por ejemplo, la titularidad o suplencia de las nadadoras). A muchos deportistas les cuesta aceptar las decisiones que les afectan negativamente. Es lógico. Nos pasa a la mayoría de las personas. A la misma Anna, cuando el presidente de la federación, su superior, decidió no renovarle el contrato. ¿Son las mismas reglas para todos? Y no es lo mismo no aceptar una decisión deportiva o laboral (por ejemplo: estar o no estar en el equipo) que no aceptar el abuso. El deportista (y el entrenador) de élite debe aprender a convivir con la frustración de las decisiones que le perjudican y levantarse de nuevo, pero debe tener voz para denunciar los abusos y preservar su dignidad. Callarse por miedo a represalias es un comportamiento que se puede esperar en deportistas jóvenes que intentan llegar o mantenerse en la élite, pero cuando éstos hablan, tapar las malas prácticas de los entrenadores "para no perjudicar una buena trayectoria deportiva" (¿el fin justifica cualquier medio?) es algo lamentable y una gran falta de ética y responsabilidad. El liderazgo de una federación exige actuar a tiempo para proteger la dignidad de los deportistas y el buen uso del deporte. Aunque es cierto que siempre es mejor intervenir tarde que no hacerlo.

Chema Buceta
21-9-2012

twitter: @chemabuceta

4 comentarios:

  1. HOLA CHEMA, ME GUSTARIA COMENTAR QUE COMO BIEN DICES POR ENCIMA DE CUALQUIER RESULTADO QUE QUIERA OBTENER UN ENTRENADOR A TRAVES DEL RENDIMIENTO DE LOS DEPORTISTAS A SU CARGO SIEMPRE DEBE PRESERVAR Y RESPETAR SU DIGNIDAD COMO PERSONA ANTES QUE COMO DEPORTISTA.
    DIGO ESTO POR QUE LA DELGADA LINEA QUE A VECES SEPARA DEL INTENTO DE MOTIVAR O ARENGAR AL DEPORTISTA EN LOS ENTRENAMIENTOS O ANTE UNA CITA DEPORTIVA IMPORTANTE, DE LA PRESIÓN DESMEDIDA QUE A VECES PODEMOS EJERCER SIN SER CONSCIENTES DE LO QUE REALMENTE PUEDE SENTIR EL DEPORTISTA.
    EL ENTRENADOR DEBE TENER EN CUENTA(Y AQUI TENDRIA MUCHA IMPORTANCIA EL ASESORAMIENTO DE LA FIGURA DEL PSICÓLOGO DEPORTIVO) VARIOS ASPECTOS:
    -QUÉ VARIABLE/S QUIERE TRABAJAR CON LOS DEPORTISTAS(CONCENTRACIÓN, MOTIVACIÓN,ESTRÉS, ACTIVACIÓN,ETC).
    -CUÁL ES LA MEJOR FORMA DE TRABAJARLA/S(INDIVIDUAL O COLECTIVAMENTE).
    -TODOS LOS DEPORTISTAS NO SON IGUALES(EDAD,EXPERIENCIA EN EL EQUIPO O DEPORTE,PERSONALIDAD,TITULAR-SUPLENTE,ETC,ETC), Y LO QUE A UNO LE PUEDE SUPONER UN RETO A OTRO LE SUPONDRÁ UNA SITUACIÓN CLARAMENTE ANSIÓGENA.
    -¿LO QUE QUIERO CONSEGUIR DE MIS DEPORTISTAS, QUÉ COSTE TENDRÁ SOBRE EL ENTRENADOR COMO FIGURA DE LIDERAZGO?.
    -¿CONSEGUIRÉ UNA MAYOR COHESIÓN GRUPAL CON MI FORMA DE ACTUAR?

    HAY TANTOS Y TANTOS ASPECTOS A VALORAR, QUE NO QUIERO ABURRIR, PERO QUE UN ENTRENADOR "DE ÉXITO" PUEDE EN UN MOMENTO DADO NO TENERLAS EN CUENTA Y BASAR SU MODO DE PROCEDER EN CUESTIONES MÁS SUBJETIVAS QUE OBJETIVAS Y CREER QUE SE ESTÁ POR ENCIMA DEL BIEN Y DEL MAL Y QUE UNO ES "THE SPECIAL ONE" (Y QUE CONSTE QUE MOURINHO ME PARECE UN BUEN ENTRENADOR, PERO CON MATICES QUE AHORA NO ES EL MOMENTO DE ANALIZAR).
    LA FIGURA DEL LIDER DEBE ANTES QUE DAR EJEMPLO, SER EJEMPLO, Y BUSCAR LA AUTONOMIA DE LAS PERSONAS A LAS QUE GUIA,CONSEGUIR QUE CREZCAN COMO PERSONAS Y A LA VEZ COMO DEPORTISTAS Y CREO QUE HAY MUCHAS FORMAS DE APELAR AL ORGULLO, LA MOTIVACIÓN, EL ESFUERZO, EL SACRIFICIO SIN HERIR LA FIBRA SENSIBLE DE NADIE.
    UN SALUDO Y NOS VEMOS POR CARTAGENA!!!

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  2. Estamos de acuerdo. Muchas gracias por aportar este comentario. Un abrazo.

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  3. Estimado Chema.
    Exquisito el comentario tuyo sobre este tema. Me parece toda una lección , ¡¡y gratis!!
    Muchas, que digo muchas, muchísimas gracias.

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