sábado, 7 de junio de 2014

¿MENTALMENTE PREPARADOS?

                                  El campeón no puede tener otro objetivo que volver a serlo



Dentro de unos días comenzará en Brasil el esperado mundial de fútbol. Me preguntan cómo veo en lo psicológico a la selección española. No estoy dentro, y por tanto, no puedo hacer un diagnóstico preciso; pero en base a lo que desde fuera creo observar, me atrevo a compartir algunos comentarios sobre cada uno de los aspectos psicológicos más directamente relacionados con el alto rendimiento en competiciones como ésta. ¿Mentalmente preparados?

Motivación

Del Bosque ha declarado que el equipo necesita “hambre” para poder ganar de nuevo el mundial. En Sudáfrica existió una gran ambición por ser campeones. ¿Ahora? Al parecer, preocupa al seleccionador que tras haber ganado un mundial y dos eurocopas, la ambición (“el hambre”) no sea la misma. En principio, la motivación por ser campeón del mundo debe presuponerse muy alta, tanto por el beneficio emocional que conlleva formar parte de esta gran experiencia y afrontar el reto excepcional de vencer por segunda vez, como por el alza de la cotización individual y su reflejo en fama, contratos y patrocinios. La propia negociación de los premios económicos apuntala esa ambición por ganar. No entro a valorar la oportunidad/moralidad de las cantidades que han sido publicadas, pero la diferencia entre ser campeón y otras opciones, incluida estar en la final (720.000 euros, frente a 144.000), transmite un mensaje claro: ¡Queremos ganar! Seguramente, no es este el principal factor que mueve a nuestra selección, pero ahí está: potenciando el desafío de ser campeón. No obstante, aún siendo muy elevada, ese plus de motivación al que parece referirse Del Bosque, se comprobará si existe en los momentos de mayor dificultad, cuando sea necesario un sobreesfuerzo físico y mental. Ahí se dirimirá quién vence: el conformismo del que lo ha ganado todo, o la ambición de quien ansía más.

Estrés

La gran trascendencia del evento y la implacable evaluación social de lo que el equipo haga, son factores muy estresantes a los que ya están acostumbrados estos jugadores y este equipo. Sin embargo, puede emerger un estrés añadido si se impone la presión de “tener que ganar”, algo que es difícil de eludir si eres el actual campeón. Por mucho que se pretenda minimizar esta responsabilidad y se comprenda su enorme dificultad real, el campeón no puede asumir otro objetivo que volver a serlo, y esa obligación sin escape puede tener mucho peso. El estrés añadido puede ser positivo si compensa esa posible “falta de hambre” y sitúa a nuestros jugadores en su nivel óptimo de activación para rendir al máximo, pero perjudicial si los atenaza o incita a actuar impulsivamente, precipitadamente o yendo por libre. Sobre todo, serán críticas las situaciones de mayor adversidad: no llega el gol, marcadores en contra, cansancio acumulado, derrotas en la primera fase, tandas de penaltis… y en caso de que juguemos contra Brasil, un enfervorizado ambiente en contra (recuérdese el antecedente de la Copa Federación). Es posible que incluso en partidos frente a otros equipos, el público sea bastante hostil con el campeón a batir, y más aún con Diego Costa, algo que convendría tener previsto para minimizar su impacto. Por supuesto, si las cosas no empiezan bien, las críticas de los medios de comunicación y los mismos aficionados por internet, serán otra circunstancia estresante a anticipar y controlar. En Sudáfrica, Del Bosque y el equipo dieron un gran ejemplo de tranquilidad ante las duras críticas por la derrota frente a Suiza en el primer partido. Ahora que somos campeones y estamos “obligados” a ganar, será mucho peor si desde el comienzo los resultados no pintan como se espera. Asimismo, se debe considerar el estrés relacionado con la forma física de los jugadores. Algunos llegan tocados y casi todos muy machacados de una temporada larga e intensa. Las secuelas de lesiones y el cansancio acumulado también afectan al estado psicológico. Otros equipos estarán en una situación parecida, y tanto la recuperación física como la fortaleza mental pueden establecer la diferencia entre superarse o claudicar.


Autoconfianza

Es la faceta psicológica más importante cuando se afronta una gran competición. Puesto que en gran parte se basa en las experiencias de éxito en el pasado, es de esperar que la autoconfianza de la selección española sea bastante elevada y consistente. Así lo avalan las victorias de las últimas grandes citas en partidos muy igualados, con marcadores muy justos y hasta en los penaltis. La huella de estos triunfos sigue viva, y debe aprovecharse para confiar en las propias fuerzas. Eso sí, la clave no está en recordar esos resultados exitosos, sino el camino que condujo a ellos: lo que se hizo entonces para competir bien y se puede repetir ahora. La autoconfianza es el mejor antídoto del estrés, y puede ser el principal aliado de nuestro equipo. Para eso es recomendable un planteamiento realista que admita las fortalezas y debilidades, y derive en la mejor estrategia a seguir. Será una falsa confianza si se apoya en tópicos de ganador de barro, asumiendo que se vencerá simplemente por ser España, el campeón del mundo. Será una confianza sólida si con humildad nos centramos en lo que hacemos mejor, aliviamos lo peor y anticipamos las dificultades para que no nos pillen por sorpresa. Obviamente, si el equipo avanza en el torneo jugando como sabe hacerlo y superando la adversidad, la autoconfianza se fortalecerá de cara a los siguientes partidos. 


Atención

La autoconfianza se alimenta de la percepción de control: es decir, controlo lo que me importa, y no al contrario. Para fortalecer el control es fundamental centrar la atención en lo que depende de uno mismo, tanto a nivel individual como colectivo. Atender a lo que hay que hacer para ganar, y no malgastar la atención en asuntos sobre los que no se puede influir.  En un campeonato de estas características, antes de empezar conviene tener una visión global del conjunto del evento, pero cuando comienza es importante que la atención se centre en el siguiente partido y no se desvíe más allá. Por ejemplo, ganar un partido y pensar demasiado en el posible cruce, o hablar de la final cuando todavía no se ha superado la primera fase, son errores que se pueden pagar caro. Del Bosque ha demostrado ser un maestro orientando la atención de los jugadores hacia lo más inmediato, y eso es una buena garantía para este mundial. Por otra parte, el campeonato es largo, y la atención necesitará descansos. La selección tiene experiencia sobrada en estos torneos, por lo que parece seguro que sabrá desconectar para cargar las pilas y estar listos para la siguiente batalla. 


Cohesión/ambiente de equipo

El buen ambiente que parece predominar es un factor bastante importante, pero lo verdaderamente trascendente es mantenerlo a lo largo del torneo, pase lo que pase. Pronto habrá jugadores que participarán mucho, otros poco y algunos nada. Aceptar el rol que les asigne el seleccionador y anteponer los intereses del equipo a los propios serán aspectos de gran relevancia. No es fácil para una estrella aceptar la suplencia o un protagonismo secundario. Quizá algunos que en el pasado tuvieron mucho peso, ahora no tengan tanto; y es posible que haya quienes esperan estar en la primera línea y después no sea así. ¿Están preparados para eso? Conforme avance el torneo, y sobre todo en los momentos más adversos,  se comprobará la verdadera unidad del equipo frente a los descontentos individuales y las opiniones externas. Asimismo, será fundamental que los jugadores con mayor capacidad de liderazgo den un buen ejemplo, aportando su esfuerzo para mantener una buena sinergia y que no se debilite esa cohesión ganadora que fue tan influyente en los éxitos de las eurocopas y el mundial anterior. Dentro del campo, jugar como equipo será fundamental. Una de las claves de éxitos anteriores. Si nos olvidásemos de eso y buscásemos más el protagonismo individual, el fracaso estaría casi asegurado.

¿Ganará España el mundial? La reputada vidente Damemil Ytedilé echó las cartas para obtener la respuesta, y estas le revelaron que tiene más posibilidades que Suecia (???). No supo interpretarlo, y entró en trance para maximizar sus poderes. Descubrió que Suecia no participa.  Si estás ahí, puedes ganar; pero otros equipos fuertes también juegan. Lo importante es dar el máximo para lograrlo, y no es sólo una cuestión de esfuerzo, sino también de inteligencia. ¿Mentalmente preparados?


Chema Buceta
7-6-2014

twitter: @chemabuceta


2 comentarios:

  1. España acaba de perder con Holanda 1-5. La adversidad a la que se refiere el artículo en varios apartados ha llegado. Ahora hay que demostrar si tenemos la fortaleza mental de un verdadero campeón.

    ResponderEliminar
  2. Muy buen articulo. Saludos Profesor.

    ResponderEliminar