viernes, 16 de septiembre de 2016

¿QUÉ ES EL COACHING?





                                       Escuchar es una de las principales habilidades del coach




Recientemente, he leído un anuncio ofreciendo “Coaching hotelero” para profesionales de la hostelería, y también he oído hablar de un “Beer coach”. También seguimos escuchando, producto de la ignorancia o el interés personal, que el coaching no es Psicología (?). ¿Qué es entonces? ¿Matemáticas? ¿Medicina? ¿A qué ciencia corresponden sus objetivos, métodos y técnicas? ¿O se trata de inventar lo que sea sin tener en cuenta el conocimiento científico, de montarse una película que suene bien, de aportar unas cuantas recetillas y vender humo? Es ridículo que se siga negando que el coaching es un método de intervención psicológica. Por suerte, también hay profesionales bien formados que aplican el coaching con rigor y responsabilidad. Quería escribir sobre esto, pero como ya lo hice hace un año, he decidido reproducir lo que escribí entonces con algún matiz, incluyendo el enlace (véase al final) de una conferencia que impartí en junio de 2015.


¿Qué es el coaching?

La etiqueta Coaching se usa para referirse a cosas muy diferentes, algunas de ellas exóticas y con muy poco rigor. Su origen está en el deporte y en los Estados Unidos, donde coaching es entrenar y el coach es el entrenador, y por eso, en bastantes ocasiones, se identifica al coaching con esto y lo que hace el coach es entrenar: sucede en el deporte, por supuesto, y también en las artes escénicas y en otros ámbitos. En estos casos, el coach es un experto en un campo concreto que transmite sus conocimientos, aporta su experiencia y da su opinión. A veces tiene autoridad, otras, no; pero siempre dirige o aconseja.

Otra vertiente diferente sitúa al coaching como un método de intervención psicológica no directiva para optimizar el funcionamiento de las personas a nivel individual o de equipo. A diferencia de otros métodos de intervención, la característica más importante de este tipo de coaching es que el protagonista en todo el proceso es quien lo recibe (llamado coachee), por lo que la función del coach no consiste en transmitir conocimientos, dar su opinión, decir lo que hay que hacer, ser un motivador o juzgar lo que hace el coachee, sino ayudar, sin posicionarse, a que sea el interesado quien decida qué quiere lograr y que sea él quien encuentre su propio camino. Con este propósito, sin tomar partido, el coach es un facilitador que utiliza técnicas psicológicas para desarrollar una buena empatía y ayudar al coachee a reflexionar, mejorar su perspectiva de las cosas, poner en orden sus ideas, centrarse en lo que depende de él, tomar decisiones complejas, poner en práctica planes de acción y desarrollar habilidades. La ventaja de este método es que el coachee se involucra más en el proceso, lo que hace mucho más probable que pueda alcanzar los objetivos.


¿Cómo se aplica el coaching?

El coaching no directivo (o facilitador) se aplica en mayor medida en el ámbito laboral y a nivel individual, mediante entrevistas entre el coach y el coachee y tareas que este realiza en los periodos intermedios. Se utiliza sobre todo con directores que tienen responsabilidades de liderazgo, pero se puede aplicar con cualquier persona, tanto a nivel individual como en grupo, y en cualquier ámbito profesional, formativo o personal en el que los interesados quieran optimizar su funcionamiento.

En el ámbito profesional, el coach puede ser interno o externo a la organización, pero la mayoría de los expertos coinciden en que es más eficaz un coach externo sin otra relación con el coachee que la propia del coaching. Eso facilita una interacción más libre, confidencial y eficaz que beneficia al proceso de coaching.


¿Cuál es el objetivo del coaching?

A diferencia de la terapia psicológica, el objetivo del coaching no es trabajar con pacientes para que estos superen sus trastornos psicopatológicos (depresión, fobias, ansiedad clínica, obsesiones, estrés post-traumático, etc.) , sino ayudar a optimizar el funcionamiento de personas sanas en cualquier área. Ahora bien, el coaching no es la solución para todo, ni la única herramienta para poder ayudar, sino un recurso más que a veces será el más idóneo y otras no; un recurso que puede complementar a otros (por ejemplo, a los cursos de formación o la consultoría).

El coaching es especialmente útil cuando las personas queremos o debemos afrontar procesos de cambio, alcanzar nuevos objetivos, tomar decisiones difíciles, ordenar nuestras ideas, organizarnos mejor, mejorar el rendimiento o incorporar nuevas habilidades. Con independencia del motivo específico por el que se desarrolle un programa de coaching, este debería servir para ayudar a crecer al interesado más allá de ese motivo, de forma que, a partir de ese momento, sea más capaz de conocerse a sí mismo, ver las cosas con una perspectiva más objetiva, afrontar eficazmente sus retos y relacionarse mejor con los demás.


¿Qué relación tiene el coaching con la Psicología?

Al haber sido inicialmente impulsado por personas sin una titulación en Psicología, es frecuente que algunos de los que hablan de coaching no mencionen la Psicología o se esfuercen por diferenciarse de esta. Sin embargo, se quiera o no, el coaching es Psicología, como lo demuestra que sus objetivos son claramente psicológicos (la motivación, el cambio de actitud, el cambio de comportamiento, el autoconocimiento, la superación personal, el desarrollo de habilidades mentales...), como también lo son su método y sus técnicas, desarrollados previamente por la Psicología del deporte, la Terapia cognitiva, la Psicología humanista, la Psicología conductual, las Técnicas de solución de problemas, la Psicología positiva y la Inteligencia emocional.

A veces se leen sandeces como que la Psicología mira hacia atrás y el coaching hacia delante, o que aquella se ocupa de los problemas y este de alcanzar objetivos. Pura ignorancia o deseo de diferenciarse de la Psicología. La Psicología se ocupa de los problemas y mira hacia atrás cuando es necesario, pero desde hace cien años también se ocupa de optimizar el rendimiento de las personas y de ayudarlas a conseguir objetivos cuando se trata de eso.

El coaching es un procedimiento de intervención psicológica no directiva cuya principal característica es que el protagonismo lo tiene el interesado. Al no ser un campo reglado, puede haber coaches psicólogos y no psicólogos, pero estos últimos deben aprender la Psicología necesaria para poder desarrollar su labor con responsabilidad, rigor y eficacia.


¿Qué técnicas utiliza el coaching?

Por un lado, el coach debe desarrollar habilidades para regular su motivación y sus emociones, tener una relación interpersonal apropiada con el coachee y ser capaz de atender a los estímulos relevantes durante la entrevista de coaching. Asimismo, debe aprender a utilizar el lenguaje no verbal, los silencios, la repetición/resumen de lo que el coachee transmite, las preguntas para ayudarle a reflexionar, las metáforas, los ejemplos, las explicaciones y sugerencias sin posicionarse… todo ello en el momento oportuno y de la manera adecuada. Además, debe dominar conocimientos psicológicos relacionados con las emociones, la motivación, la autoconfianza y otras variables relacionadas con el rendimiento, así como técnicas psicológicas como el análisis funcional, la tormenta de ideas, las matrices de decisiones, el establecimiento de objetivos y otras, y ser capaz de incorporarlos al proceso de coaching sin que el coachee pierda el protagonismo. 


¿Sirve el coaching para liderar?

El coaching es una buena herramienta para ayudar a quienes dirigen equipos, pero no debe confundirse el liderazgo con el coaching. El que lidera se puede beneficiar del coaching que le proporciona a él un coach externo, y también puede incorporarlo como un recurso más para liderar, pero no siempre podrá usar este recurso, y cuando lo haga tendrá ciertas limitaciones debidas a su posición.

Dirigir personas conlleva una relación de poder y autoridad, y en muchos momentos exige que quien lidera tome decisiones y dé órdenes sin poder aportar información ni consultar a los liderados. Sin embargo, en el coaching el protagonista de las decisiones es el coachee, y el coach es un mero facilitador que no tiene poder ni autoridad. Gracias al coaching, un director puede sensibilizarse más sobre la importancia de escuchar a quienes dirige, contar con sus opiniones y permitirles una mayor autonomía de funcionamiento; y por supuesto, puede desarrollar habilidades para llevar a cabo todo esto, pero su función es dirigir, no hacer coaching.

Lo más recomendable es que el director, cuando lo necesite, pueda acceder a un coach externo que le ayude a liderar eficazmente, y que a la vez pueda incorporar a su liderazgo algunas herramientas del coaching, pero sin pretender ser el coach de sus liderados.


¿Sirve el coaching para el crecimiento personal?

El coaching puede ser muy útil para promover el crecimiento personal. Mediante un proceso de coaching, podemos aprender a conocernos mejor, utilizar nuestras fortalezas, potenciar nuestras debilidades, ambicionar nuevos objetivos, anticipar y superar dificultades, tolerar la frustración, comprender y comunicarnos mejor con los demás y desarrollar valores y habilidades.

El coaching no es la única vía para crecer como persona, y en ocasiones habrá alternativas más indicadas o a las que el coaching pueda complementar. Sin embargo, tiene un valor específico muy notable, ya que al ser el protagonista el interesado, este se involucra más en los distintos procesos y los pasos que da son más firmes. No es lo mismo que te señalen el camino, a que seas tú quien deba buscarlo, elegirlo y asumirlo, por lo que a través de las técnicas de coaching, se pueden conseguir logros más sólidos.


¿Se puede hacer coaching en grupo?

El coaching se suele aplicar sobre todo a nivel individual, pero también se puede hacer en grupo. Básicamente, existen tres tipos de grupos: los que incluyen personas que no tienen una relación; los que se componen de miembros de una misma organización que no pertenecen al mismo equipo; y los que forman parte de un equipo que debe rendir como tal. En función de esta diferencia, los objetivos, planteamientos y estrategias pueden variar, pero en todo caso se trata de aprovechar la experiencia de cada componente del grupo para enriquecer a los demás. En el caso de los equipos, además, el coaching puede ayudar a fortalecer sinergias positivas y optimizar su funcionamiento cotidiano.

Las actividades pueden incluir algunos juegos, videos cortos, discusión de casos, role-playing u otros elementos que  aporten un punto de partida para la reflexión individual y los debates en grupo. Como en el coaching individual, el coach debe ser un mero facilitador de procesos, involucrando a todos en los ejercicios y los debates, aprovechando las coincidencias y las discrepancias y, en definitiva, favoreciendo la reflexión sobre los aspectos clave en un clima distendido que ayude a abrirse a los participantes.


¿Qué es el coaching outdoor?

El coaching outdoor es una modalidad de coaching en grupo que incluye experiencias ajenas a la actividad cotidiana. Habitualmente son juegos, preferiblemente al aire libre, pero también en el interior, en los que existe una competición con objetivos diversos, siendo lo fundamental que los participantes tengan la oportunidad de aprender de sus propias vivencias en un ambiente distendido y positivo.

Evidentemente, no se trata de juegos, sin más, para que los participantes se diviertan, sino de actividades que, según sea el objetivo, provoquen la necesidad de comunicarse, trabajar en equipo, superar dificultades, tomar decisiones, etc. Tras los juegos, los participantes deben reflexionar sobre lo sucedido, y el coach debe facilitar los debates y contribuir a que la experiencia sea bien aprovechada, teniendo en cuenta, eso sí, que como sucede siempre que se hace coaching, son los participantes quienes tienen el protagonismo y deben alcanzar las conclusiones.

El coaching outdoor puede tener efectos muy beneficiosos si se administra bien, pero puede quedarse en simplemente pasarlo bien si no se conduce correctamente, por lo que exige una buena preparación específica del coach.


¿Cómo se forma un coach?

Al no ser una profesión reglada, cualquiera puede hacerse una tarjeta y decir que es un coach. Para poner un poco de orden, algunas asociaciones extienden certificados que acreditan horas de formación en cursos que organizan o autorizan ellas mismas, cuya calidad es muy variada, por lo que junto a cursos buenos, existen otros muy deficientes, y por desgracia han proliferado los que imparten personas poco preparadas. Algunas universidades avalan cursos de escuelas de coaching, o como es el caso de la UNED, tienen títulos propios sobre coaching (véase www.psicologiadelcoaching.es), lo que garantiza, sobre todo esto último, la seriedad y el rigor científico que otras instituciones no siempre ofrecen, por lo que estas titulaciones cada vez se valoran más.

El coach no es un motivador que vende entusiasmo y supuesta confianza: un vendedor de humo: “cumple tus sueños, si quieres puedes, la fuerza está en tu interior, bla, bla, bla…”, ni tampoco es un showman de la televisión, ni alguien a quien le gusta oírse dando consejos, sino un profesional que debe estar bien preparado para poder asumir la responsabilidad de ayudar a otras personas. Ser psicólogo ayuda mucho, pero no es necesario serlo; sí lo es aprender la Psicología inherente a las competencias exigidas para ser un buen coach.

(Para los que estéis interesados en saber más, os dejo el enlace de una conferencia dirigida a psicólogos y estudiantes de Psicología que impartí el año pasado y fue transmitida por Internet.  El evento constó de dos conferencias: la primera sobre Psicología del deporte y la segunda (que podéis ver aquí) sobre Coaching).



Chema Buceta
16-9-2016

Twitter: @chemabuceta