El pasado viernes comenzaron las actividades presenciales
del segundo curso del Master en Psicología del Coaching de la UNED, con un
bloque específico sobre Coaching Outdoor.
Este incluye actividades propias del Outdoor
Training (entrenamiento fuera del contexto laboral habitual, preferiblemente en
espacios abiertos) junto a principios y técnicas del Coaching. Se realiza en
grupo, y su objetivo fundamental es que los participantes, a través de las
vivencias que proporcionan los ejercicios outdoor
y de la intervención del coach en relación con éstas, se sensibilicen, reflexionen
y optimicen alguna habilidad para mejorar su rendimiento individual y como
grupo. Por sus características, el Coaching
Outdoor es una herramienta muy valiosa para desarrollar aspectos de enorme
trascendencia en los equipos de trabajo: espíritu de equipo, cooperación,
comunicación, competitividad, apoyo a los compañeros, planificación,
estrategia, gestión del éxito y el fracaso, confianza, liderazgo… y también para ayudar al crecimiento personal.
En los años anteriores a la crisis (ahora, en menor medida),
las actividades outdoor se
incorporaron a los programas de formación de muchas empresas con resultados variados. En bastantes
casos ha predominado el componente lúdico sobre la consecución de objetivos de rendimiento. Los participantes lo han pasado bien alejados de la oficina y de
las rutinas y los problemas diarios, pero la experiencia no ha ido mucho más
allá de divertirse y conocerse un poco mejor en un entorno informal. En ocasiones,
esto justifica por sí mismo el outdoor,
pero en la mayoría de los casos supone la infrautilización de un recurso que,
bien administrado, podría proporcionar más beneficios.
El aprovechamiento del outdoor
para hacer Coaching, permite aumentar las posibilidades de ambas
herramientas en su objetivo de contribuir a optimizar el rendimiento individual
y grupal. El coach diseña las actividades outdoor
para que provoquen procesos y comportamientos relevantes que,
posteriormente, darán lugar a un enriquecedor debate; y éste favorece una
reflexión que pretende propiciar cambios significativos en la vida cotidiana de
los participantes. Por ejemplo, valiéndose de distintos juegos, el coach
plantea una prueba que exige la cooperación de los miembros de un equipo, una
situación difícil que obliga a tomar una decisión conflictiva, o un ejercicio
muy complejo que conduce al fracaso. Las vivencias de los participantes
enfrentándose a estos elementos, y la observación de su comportamiento por
parte del coach, proporcionan oportunidades muy útiles para el debate posterior
(denominado “debriefing”). Las
habilidades del coach deben estar presentes durante todo el proceso, pero sobre
todo en el debate; pues es aquí donde, en función de los objetivos que se
persigan, podrá sacarle a la actividad el máximo partido. Por ejemplo: aprovechando
la prueba de cooperación, puede propiciar que los participantes destaquen fortalezas
y debilidades observadas en el ejercicio, favoreciendo una reflexión que ayude a optimizar
la cooperación en el ámbito diario.
El papel del coach no es el del moderador de una tertulia que administra el turno de palabra, ni tampoco el de un profesor que transmite sus conocimientos, sino el de un especialista que aplica principios y técnicas característicos del
Coaching. Entre los primeros, debe respetar que los protagonistas son los participantes
y no él, lo que supone priorizar y aprovechar las vivencias de aquellos en
lugar de imponer su propio guión o dar opiniones personales o consejos. En
cuanto a las técnicas, además de escuchar, resumir, empatizar, guardar
silencios y hacer preguntas apropiadas para flexibilizar creencias rígidas y provocar
procesos de reflexión, al ser una actividad en grupo debe incorporar estrategias
para involucrar a todos los participantes, utilizar las vivencias de unos para
la reflexión de todos, aprovechar las coincidencias y los contrastes,
transformar las discrepancias en oportunidades y, en definitiva, manejar el
funcionamiento del grupo de la manera más eficaz.
El Coaching Outdoor
es un instrumento muy valioso para optimizar el funcionamiento individual y
grupal, sobre todo con personas y equipos ambiciosos que persiguen mejorar su
rendimiento. Una inversión inteligente, incluso en tiempos de crisis, para
activar procesos enriquecedores que pueden estar “dormidos” y alcanzar metas
más altas o aprovechar oportunidades nuevas. Pero conviene recordar que no se
trata de juegos divertidos dirigidos por entusiastas “cheerleaders” o vendedores de “optimismo/humo” sino de un método de
trabajo que para ser eficaz debe ser aplicado por coaches que dominen esta versión
del Coaching.
Chema Buceta
30-9-2012
twitter: @chemabuceta